viernes, 30 de diciembre de 2016

Este año me propongo…

Hace justo un año preparábamos, en la Diócesis de Valencia, el encuentro de Taizé en el que miles de cristianos de diferentes confesiones venían de toda Europa a nuestros pueblos para gritar que otra sociedad es posible. Que la concordia, el entendimiento y la comunión son posibles si todos ponemos de nuestra parte.

El plato fuerte del encuentro, a parte de las oraciones, los talleres y la propia convivencia con gente diversa, era la gran vigilia de oración por la paz que se realiza la noche del 31 de diciembre. Recuerdo, con mucha emoción, la primera vez que participé en una de esas vigilias en una iglesia de Estrasburgo. Se me hacía raro no entrar en el año nuevo comiéndome las uvas al ritmo de las campanadas. Se me hacía raro estar sentado en el suelo de la parroquia rezando por la paz.

Recuerdo que iba viendo el reloj para ver si se acercaban las doce de la noche. A punto de pasar al año nuevo comenzamos a cantar el “magnificat” y, absorto por ese momento, no me dí cuenta de que ya habíamos pasado de año, hasta que el párroco de la parroquia que nos acogía cogió el micrófono y nos dijo: “Hermanos, hermanas, feliz año nuevo. Dios os bendiga”.

Mientras os escribo esto se me ponen los pelos de punta recordando ese momento y como, todos los que estábamos allí reunidos en oración, comenzamos a felicitarnos el año nuevo. Precioso.

Más impresionante fue poder acoger a los miles de peregrinos que vinieron a nuestra Diócesis para poder vivir ese Encuentro en nuestras tierras. Me consta que aquí, en Sueca, se acogieron algunas familias y que el recuerdo que se tiene aún se mantiene vivo un año después.

Este año el encuentro se realiza en Riga, Letonia, a unos 3400 km de aquí. Muy lejos, sí, pero el espíritu de paz y confianza que propone la comunidad de Taizé, la podemos vivir aquí.

El día 1 de enero, Solemnidad de Santa María Madre de Dios, celebramos también la jornada mundial de la Paz y, a propósito de este evento, el Papa nos escribe una carta para que podamos meditar y dar un sentido cristiano a la paz, tan necesario en el mundo que vivimos.

Esta mensaje será la número 50 que Pablo VI comenzara. En él, además de hacerse eco de todas las situaciones en las que la paz no habita en nuestro planeta, se nos invita a crear una sociedad que trabaje por la no-violencia. Para ello nos propone el texto de las bienaventuranzas. El texto dice así: “Esto (las Bienaventuranzas) es también un programa y un desafío para los líderes políticos y religiosos, para los responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los medios de comunicación de todo el mundo: aplicar las bienaventuranzas en el desempeño de sus propias responsabilidades. Es el desafío de construir la sociedad, la comunidad o la empresa, de la que son responsables, con el estilo de los trabajadores por la paz; de dar muestras de misericordia, rechazando descartar a las personas, dañar el ambiente y querer vencer a cualquier precio. Esto exige estar dispuestos a «aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso». Trabajar de este modo significa elegir la solidaridad como estilo para realizar la historia y construir la amistad social. La no violencia activa es una manera de mostrar verdaderamente cómo, de verdad, la unidad es más importante y fecunda que el conflicto.”

El resto de la carta no tiene desperdicio y os invito a que la leáis. Pero en lo que atañe a este texto que os he citado, será cuestión de releernos las Bienaventuranzas y pensar cómo podemos ponerlas en práctica en nuestras comunidades, en nuestros grupos, en nuestras empresas, en nuestras familias etc,…


Si queremos construir la paz comencemos por construirla a nuestro alrededor. Este puede ser uno de los tantos propósitos que nos hacemos (como todos los 31 de diciembre antes de comernos las uvas, lo gajos de mandarina, o lo que se os ocurra) para comenzar el año nuevo. Al menos este intentemos cumplirlo…

Vuestro párroco

¡FELIZ 2017!

sábado, 24 de diciembre de 2016

ENTRE LOS “TURRONES”,
TAMBIÉN ANDA EL SEÑOR

Llevaba días pensando qué escribir para este número de Navidad y, la verdad, tenía ideas muy bonitas. Por ejemplo, se me había ocurrido hablar de la letra de los villancicos, de por qué celebramos en diciembre la Navidad,… pero me acaba de ocurrir una cosa aquí, en mi casa, que me ha hecho cambiar de opinión.

Cuando llevaba un parrafito escrito me han llamado a la puerta y me han traído un par de bolsas de naranjas y unos pastelitos de boniato que no he podido resistir la tentación de comerme uno. ¡Buenísimo!, por cierto.

Y he pensado que estos días estamos saltando de comida en comida que supongo serán mucho más interesantes y ricas que lo que os pueda escribir sobre la Navidad.

Así que, como estos días tendremos las manos bastante ocupadas cogiendo los polvorones, los mantecados, las castañas, los turrones, etc… no voy a ser yo quien os prive de esos dulces momentos vividos en familia y en amor, por leer algo más sobre la Navidad que ya no sepáis. Disfrutad, pues, que si lo estamos haciendo es porque ha venido Jesús, el Hijo de Dios. No en un trineo llevado por alces y riendo; sino en una cueva, muerto de frío y arropado por el amor de sus padres.

BON NADAL GERMANS!!!

Vuestro párroco

viernes, 16 de diciembre de 2016

…y los sueños, sueños son.

¿Cuáles son tus sueños? Normalmente, cuando formulamos esta pregunta, nos referimos a los deseos, anhelos, ilusiones de una persona. ¿Qué es aquello que le parece irreal pero que le gustaría conseguir? ¿Qué es aquello demasiado fantasioso como para que sea real?

A la luz del Evangelio de este fin de semana me pregunto cuáles serían los deseos y anhelos del joven san José. Me pregunto qué le rondaría la cabeza, qué era lo que le despertaba a media noche, qué le provocaría dar mil y una vueltas por las noches antes de poder conciliar el sueño. Todo ello durante las noches que pudiera dormir, claro, porque el problemón que se le había presentado era como para quitar el sueño a cualquiera.

La mujer con la que estaba desposado estaba esperando un hijo y él no había tenido nada que ver. ¿Cómo había podido hacerle eso María? ¿Qué había ocurrido? José sabía que en sus manos estaba el destino de esa jovencita nazarena. Que, por tal ofensa, él decidía qué hacer con ella. En sus manos estaba el poder de mantenerla con vida o quitársela. De repudiarla o de callar.

Sabía que ambas decisiones le iban a caer como una losa en su corazón. Que la gente lo señalaría, hiciese lo que hiciese, como ya lo estaban haciendo con María. ¿Iba a ser su dedo también quien la señalara?

La decisión del joven José era demasiado pesada y difícil. La Ley era tajante pero su amor también lo era. El pobre estaba hecho un lio…

Supongo también que todo esto que le estaba ocurriendo lo habría llevado a la oración. Que le habría pedido alguna señal a Dios para que le iluminara y que la desesperación le habría llegado al no encontrar respuesta.

Una noche, como tantas otras, un sueño lo despertó, como tantos otros sueños que había tenido desde el día que había sabido del embarazo de María. Pero este sueño fue diferente, se despertó no sobresaltado, sino con una paz que no había conseguido hasta entonces. Pero, ¿cómo va a hacer caso a ese sueño y no a los otros que había tenido? Porque entendió entonces lo que su pueblo había estado soñando desde el anuncio de los profetas: que Dios iba a cumplir su Alianza.

San José confió en la Palabra de Dios que se le había aparecido en un sueño. Confió en que Dios había utilizado algo que le solía desvelar para darle la paz que necesitaba y la respuesta que tanto había ansiado. Confió y, como María, también dijo “sí”.

En este último domingo de Adviento pidamos al Señor que nos ayude también a decirle “sí” a ejemplo de María y de José. Pidámosle que haga realidad nuestro sueño cristiano que no es más que, en el mundo, pueda nacer el verdadero Amor esta Navidad.

Vuestro párroco

domingo, 11 de diciembre de 2016


GRÀCIES PER EL TEU COMPROMÍS AMB LA PARRÒQUIA

Este dissabte, alguns membres dels diferents grups de la nostra parròquia compartirem la fe i el sopar en una nit entranyable i plena d'agraïments. 

Per a començar, celebrarem la Missa en Acció de Gràcies per tots els Agents de Pastoral de la nostra parròquia. Una celebració molt senzilla en la que es convidà a tota la comunitat cristiana de Fàtima a donar les gràcies per la gent que evangelitza dins dels diferents grups parroquials.

A la nit compartirem el menjar i l'amistat al voltant de la taula celebrant també les pròximes festes de Nadal. Risses, històries, anècdotes de la parròquia amenitzaren la vetlada que es va allargar fins mes de la mitjanit.

Primer encontre dels molts que farem i, esperem, que cada vegada siguem més gent. Així que, a la pròxima, més i millor... gràcies a tots per la vostra col·laboració i demanem al Senyor que siguem llum per al nostre barri de Fàtima.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Observa y habla

He crecido observando, aunque sin compartirlo, que se puede criticar a un vivo pero no a un difunto. Sin embargo, últimamente estoy viendo que nadie se salva ni después de la sepultura. Lo que antes era un tema tabú ahora se ha banalizado de tal forma que ya no se tiene respeto ni por una persona que ya no se puede defender.

Ya no hablo de los sucesos de estas últimas semanas sino de todo en general. Vivimos en un mundo donde soltar la bola (cuanto más grande e hiriente mejor) es más fácil que contrastar los hechos o, simplemente, callar. Lo peor de todo es que no es sólo la crítica sino algo que, a mi parecer, es bastante peor, la falsa adulación de alguien que ya ha fallecido bien por interés propio bien…por interés propio, no hay otra explicación.

Si un cantante muere, se saca provecho. Si un escritor muere, se saca provecho. Si un político muere…se saca votos. Parece que el mundo se esté convirtiendo cada vez en menos mundo para pasar a ser una batalla campal donde el “sálvese quien puede” parece ser el primer y el único mandamiento.

Menos mal que el conjunto de lecturas de este tercer domingo de Adviento nos inyecta una dosis de esperanza que nos puede ayudar a sobrellevar todo esto. Este fin de semana llamado “Gaudete” nos alienta a la alegría superlativa. Para muestra, la lectura de Isaías. Son ese tipo pasajes en los que me imagino al escritor, en este caso el profeta, saltando mientras lo escribe. Alégrate, regocíjate, canta, baila, no tengas miedo,…son palabras que aparecen en el texto y que nos invitan a levantarnos de nuestras comodidades para gritarlas a pleno pulmón.

Esa misma alegría es la que quiere dar Jesús a los discípulos de Juan a propósito de ese diálogo que mantienen. ¿Eres tú el que tenía que venir? Preguntan ellos. ¿Qué no veis que en mi se cumplen las esperanzas de los profetas? ¿No veis lo que está ocurriendo? Contadle a Juan que la nueva humanidad ha llegado tal y como él anunciaba.

Jesús les insta a observar. No les dice que ni que si, ni que no, simplemente les hace ver todo lo que es capaz de hacer: Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio.” (Mt 11, 4-5)

Ahora que los discípulos del bautista lo habían visto podían dar una respuesta por sí mismos. Nadie les había contado nada, nadie les dijo algo que no fuera cierto: ellos habían observado y podían dar testimonio de Jesús a Juan.

Ojalá nosotros pudiéramos hacer lo mismo. Se acabarían los juicios, las críticas, las mentiras, las envidias,… dejaríamos de creernos lo primero que nos cuentan o de inventarnos historias sobre las personas. Simplemente observaríamos y, sólo entonces, podríamos hablar. Las luces, la música, las comidas familiares o de empresa de estos días nos hablan de algo. Pero no nos dejemos engañar ni nos hagamos una idea equivocada de la Navidad.

Los discípulos de Juan observaron y, por eso, seguro que dieron un buen testimonio ante su maestro. Espero que también nosotros podamos hacerlo.     

Vuestro párroco

sábado, 3 de diciembre de 2016

SÍ, YO PUEDO

Continuamos por nuestro camino del Adviento. Cada semana está más cerca la gran fiesta del Nacimiento de Cristo y, poco a poco, nos preparamos para ello. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana hablábamos en mi casa del menú que íbamos a preparar para las fiestas de Navidad. Lo de siempre porque manda la tradición (y nos apetece mantenerla): “torrà” el 24 por la noche y sopa cubierta o arroz seco para Navidad. La innovación vendrá a cargo de mi hermano, el gran chef (bueno, detrás de mi madre, no sea que se me enfade y ya no me llene la nevera de fiambreras con rica comida para la semana).

Seguro que muchos de vosotros también estáis pensando qué vais a preparar de comida estos días o programando las visitas anuales a los diferentes familiares para felicitar la Navidad. Todo está muy bien y también es necesario.

Sin embargo, ¿Qué más estamos preparando? La semana pasada hablábamos de hacer pequeños cambios en nuestra vida espiritual durante este tiempo de Adviento. Pequeños cambios que nos ayudaran a profundizar más en el Misterio del Nacimiento de Jesús. ¿También hablamos de eso con los demás? ¿Se lo hemos comentado a nuestro sacerdote? ¿Hemos pedido ayuda?

Corona de Adviento 2016 de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima
Preguntas que no nos atrevemos a decir en público ni, a lo mejor, tampoco nos las habremos planteado tan seriamente como el menú de Navidad. Anualmente se nos presenta esta oportunidad de poder cambiar un poquito y, a menudo, la dejamos escapar.

Precisamente del cambio hablan las lecturas de este segundo domingo de Adviento. Un cambio imposible, casi de fábula. Se nos presentan unas imágenes casi fantásticas tanto en la lectura de Isaías como en las palabras de Juan el Bautista. Si no me creéis fijaos en lo que dice el profeta del Antiguo Testamento: “Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos”. (Is 11, 6)

Tengo que reconocer que esta lectura me fascina porque, mientras que nosotros vemos cosas imposibles de realizar, el Señor nos está diciendo todo lo contrario. “Déjate hacer”, “déjate allanar”, “déjate sorprender”. Esto nos está diciendo el Señor, que nos dejemos amar por Él.

Aunque nosotros tengamos poca fe en nosotros mismos, tanto Isaías como San Juan Bautista, nos están advirtiendo de que, si ponemos nuestra esperanza en Cristo que viene, todo es posible. Sólo Él puede darnos ese empuje que necesitamos para poder transformar nuestras vidas, sólo Él puede allanar nuestros caminos tortuosos, sólo Él puede calmar aquello que nos hace sacar las uñas a los demás (león), o nos hace desconfiar de los demás (pantera) o nos encierra en nuestra propia soledad (lobo).


Del tronco seco de nuestra vida brota lo único que nos puede dar la verdadera Vida que es Cristo el Señor. Él quiere hacerse un hueco en nuestra historia para transformarla desde el único punto de vista que nos puede dar la verdadera alegría: el amor. Dejémonos, pues, transformar semana tras semana por el Señor durante este Adviento y observemos como, lo que al principio nos parecía imposible, el Señor viene y nos dice: “Yo sí puedo”.

Vuestro párroco

sábado, 26 de noviembre de 2016

UN NUEVO COMIENZO

Este fin de semana comenzamos el Adviento. Una nueva oportunidad que nos da la liturgia para comenzar de nuevo nuestro camino junto al Señor. Cada año, el primer domingo de Adviento, la liturgia cambia de ciclo y, por lo tanto, de evangelista. Acabamos de dejar el ciclo C cogidos de la mano del evangelista San Lucas. Este domingo iniciamos el ciclo A y, por ende, la visión de san Mateo, de origen judío, que nos presentará a Jesús como el que perfeccionó la ley judía llevándola a la plenitud.

No sólo cambiamos de evangelista sino que la liturgia de estos días cambia sensiblemente. Nuevos elementos en la liturgia de estas próximas semanas que nos pueden ayudar a exteriorizar ese cambio interior que debería ocurrir. Cambios como el color de las vestiduras del sacerdote (retomamos el morado como signo de conversión), dejamos de rezar el Gloria en la Misa Dominical a la espera de poder hacerlo de nuevo en la Misa del gallo, sobriedad en los cantos de la Eucaristía o la progresión en el encendido de nuestras coronas de Adviento que nos va anunciando la proximidad de la Navidad.



Para la liturgia, este fin de semana, es el año nuevo. Un día que todos aprovechamos para marcarnos objetivos de cara al próximo año que vamos a comenzar con el fin de cambiar aquello que no nos gusta. En el plano de la fe podríamos hacer lo mismo. Ciclo nuevo, fe renovada. ¿Qué puedo hacer para conocer mejor a Cristo? ¿Qué puedo hacer para no tener una fe viciada? ¿Cómo puede volver a ser novedad el mensaje del Evangelio que tantas veces he escuchado?


Son preguntas que provocan en nosotros un cambio de actitud o de costumbres en nuestras devociones particulares que pueden venirnos muy bien para no caer en la rutina. Los cambios son buenos porque nos permiten hacer un poco de revisión de las cosas para mantenerlas o mejorarlas. Son buenos porque nos permiten “tirar” cosas que ya no nos son útiles u ordenar las cosas que hemos ido amontonando.

Este Adviento podríamos plantearlo como un cambio personal cada uno de nosotros. Con pequeños gestos que nos ayudaran en nuestra vida de fe. Desde leer todos los días unos versículos de la Biblia, pasando por unos minutos más de oración personal o acudir, además del domingo, otro día a Misa entre semana.

Que este tiempo de esperanza que iniciamos en toda la Iglesia llene nuestros corazones de vida. Que si adornamos nuestras casas preparando la Navidad, adornemos nuestra vida a la luz de Cristo. Que nuestro Belén no sea únicamente de figuritas sino que creemos también un pesebre en nuestras vidas para que nazca Cristo. Que los anuncios de colonias (que tan pesados se ponen estos días) no sean lo único que haga buen olor en nuestra vida.

Que este sea un Adviento de conversión, de alegría y de esperanza para nosotros y, también, para nuestras parroquias y para todos los que nos rodean.

¡FELIZ ADVIENTO A TODOS!

Vuestro párroco

miércoles, 23 de noviembre de 2016




Este lunes, nuestros amigos del cate, nos reunimos para hacer una celebración y, así, prepararnos para el Aviento que comenzaremos este fin de semana. Fue una tarde muy bonita en la que rezamos, cantamos, jugamos y escuchamos la Palabra de Dios. También aprendimos muchas cosas ya que, en Adviento, hay elementos nuevos en la liturgia que no nos habíamos dado cuenta que ocurrían. Como por ejemplo el cambio de color en las vestiduras del sacerdote, cambiamos de evangelista, etc…

Pero, además, ocurrió algo que no nos esperábamos ninguno de los que estaban allí. Cuál fue nuestra sorpresa que recibimos una carta de, nada más y nada menos, ¡¡Juan el Bautista!! Nos la dejó en la pila bautismal de la parroquia ¿Por qué la dejaría allí?

En ella nos decía que si queríamos encontrar a Jesús teníamos que utilizar unas brújulas. Lo que no sabíamos era que Juan era un poquito despistado y había perdido las brújulas. Así que, cuatro aventureros, se encargaron de buscarlas por toda la parroquia y dimos con ellas.

Las brújulas nos dieron pistas para poder encontrar a Jesús estas cuatro semanas de Adviento y decidimos intentar seguirlas para poder llegar a Belén en Navidad. ¿Qué sorpresas nos tendrá preparadas Juan? Tenemos muchas ganas de descubrirlas… ¿TE ANIMAS? Pues todos los sábados en la Misa de los niños y jóvenes de las 18h iremos descubriéndolas…¡Qué emoción!


Además, en las actividades de confirmación, del Junior y del Grup Jove, de estos días, intentaremos también buscar a Jesús y, estoy seguro, de que nos lo vamos a pasar en grande. ¡NO TE LO PIERDAS! 


viernes, 18 de noviembre de 2016

Y VOLVIÓ A SONAR LA MÚSICA

Esta semana se cumplía un año de los atentados que atemorizaron la ciudad de ParÍs. Las cadenas de televisión nos han hecho memoria de aquello que nuestra mente se había encargado de poner en el cajón de las cosas que es mejor no recordar.

Me vino a la cabeza la noche aquella que no podía despegarme del canal de noticias "24h" mientras se me escapaba alguna que otra lágrima. Recuerdo también como por esos días la inseguridad crecía en mi interior: cuando cogía el metro, iba al centro de Valencia capital. Recuerdo también que estábamos en plena preparación del Encuentro de Taizé y sólo me venía a la cabeza la cantidad inmensa de jóvenes que iban a venir y lo peligroso que podía ser. Recuerdo también ir a una oración de jóvenes en la Catedral y sentir miedo. Miedo real a que ocurriera algo. Europa se encontraba en estado de shock y de alerta como nunca antes había experimentado.

Pero un año sana muchas cosas y la sensación de miedo y falta de seguridad han pasado a la historia. La vida continua apaciblemente a nuestro alrededor y, todo aquello, queda ya muy lejos.

No pueden decir lo mismo todas aquellas personas que han tenido que salir de sus casas por causa de la guerra, todas aquellas personas que son perseguidas por su fe, todas aquellas personas que sufren por las mafias, por gobiernos despóticos y totalitarios. Nadie pondrá velas por ellos en las calles, ni en las plazas de las grandes ciudades, no se harán concentraciones masivas ni ocuparán las portadas de las noticias en cualquiera de sus formatos. Total…a nosotros no nos toca y, lo que la globalización y las redes sociales parecen acercar, el egoísmo lo aleja totalmente.

No me imagino a Jesús, en el pasaje de este fin de semana, Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, diciéndole al buen ladrón: “¡Apáñate tú mismo que yo estoy en las mismas circunstancias!” Al contrario, pasando lo mismo que el ladrón, se hace uno con él y le anuncia su entrada en el Paraíso. El Rey de los Judíos, como rezaba la condena puesta sobre su cabeza, coronando con espinas y sentado en su particular sede: la Cruz. “Menudo rey” dirían los que pasaban por allí. “Pues seguro que hará más él allí en la cruz que el que tenemos” respondería el otro.

Y tanto. Incluso clavado de pies y manos Cristo era libre. Estaba dando su vida porque quería. Desde ese curioso árbol de la cruz, el Universo entero conocía la verdadera Vida. Esos dos maderos inertes se llenarían de vida tras ser rociados con la Sangre de Jesús; y de sus brotes surgimos nosotros: la Iglesia.

Los cristianos observamos esta semana el misterio de Cristo como centro de todo lo Creado. Centro de mi existencia. Lo que el Señor por amor había formado en el origen, por amor volvía a nacer en una nueva Vida tras la muerte y resurrección de Cristo, la Palabra hecha Carne. Cristo que reina en el corazón de las personas que viven en la pobreza, en medio de la guerra o en medio de la persecución.


Pero esto no nos toca a nosotros. Eso queda demasiado lejos. Hemos creado un muro que nos evita poder ver todo lo que nos rodea. Así se vive más tranquilo, ya tengo yo bastante con mis problemas (clavado en mi cruz) para estar pendiente de los de los demás (el buen ladrón). Tristemente, la única noticia de esta semana fue que volvió a sonar la música en la sala Bataclán de París…

Vuestro párroco

miércoles, 16 de noviembre de 2016


A partir de este fin de semana...


El Adviento comienza el domingo 27 de noviembre... ¡¡No esperes a última hora!!

sábado, 12 de noviembre de 2016

ESTA PUERTA NO SE CIERRA


Este fin de semana, toda la Iglesia culmina el “Año de la Misericordia” o, mejor dicho, clausura todas las puertas santas que, durante este año, han servido para ganar el jubileo con motivo de este Año Santo que se iniciaba con mucha esperanza el 8 de diciembre del año pasado.

Sin embargo, no será hasta el próximo 20 de noviembre, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, cuando oficialmente concluya este jubileo por manos del Papa Francisco. En nuestra diócesis de Valencia, además, culminaremos el Año del Santo Cáliz que, por decreto de la Santa Sede, podremos celebrar cada cinco años.

Por este motivo, en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima hemos estado celebrando todos los días con la réplica del Santo Cáliz que se nos concedió, hasta el próximo 13 de noviembre que, coincidiendo con el día que dedicamos a nuestra Madre, la Virgen de Fátima, culminaremos también el Año Santo.

Durante todo este año hemos podido reflexionar sobre la misericordia, su significado, sobre cómo podemos ponerla en práctica, cómo vivir la Misericordia de Dios. Ahora toca continuar haciéndolo. Es necesario concluir el Año Santo y cerrar las puertas jubilares porque ahora debe de dar fruto todo aquello que hemos vivido.

Se nos ha dado la oportunidad de ganar el jubileo sí, pero eso conlleva una responsabilidad también. Hemos re descubierto una faceta de Dios que habíamos olvidado y que nos ha ayudado a darnos cuenta de lo necesario que era mostrarlo al mundo. Por eso, aunque cerremos las puertas del Año Santo, no podemos hacer lo mismo con todo lo que hemos vivido este año. La puerta de la Misericordia en nuestras vidas, en nuestras casas, en nuestras parroquias debe mantenerse siempre abierta.

En nuestras vidas porque nos hemos dado cuenta de que el Amor de Dios es tan perfecto que no nos lo merecemos pero, por su inmensa misericordia lo recibimos diariamente. En nuestras casas porque sabemos que todo funciona mejor si se hace desde el amor y ya ni te digo si lo hacemos intentado vivir desde el Amor gratuito de Dios. En nuestras parroquias porque es el lugar donde más se tiene que hacer presente ese amor aunque, desgraciadamente, a menudo se encuentre al fondo del último cajón de la sacristía.

Se cierran las Puertas Santas pero no podemos cerrar la puerta a la Misericordia. Las puertas de nuestra parroquia TAMPOCO SE VAN A CERRAR, al contrario, se van a mantener abiertas para acoger, para hacer comunidad, para sentir la libertad de ser amado por Dios, para ayudar, para celebrar, para rezar, en definitiva, para ser inmensamente felices. Se mantendrán abiertas para anunciar al mundo en que vivimos que otra sociedad es posible. Que Dios es acogida, perdón, amor, felicidad, esperanza, paz, alegría, Vida,…en una palabra: MISERICORDIA

Cerremos el Año Santo, sí, pero no cerremos nuestras vidas al Amor de Dios.


Vuestro párroco

viernes, 11 de noviembre de 2016

Final del Año Santo de la Misericordia

Durante esta semana, la parroquia ha recordado el final del Año Santo de la Misericordia y del Año Santo del Santo Cáliz celebrando la Eucaristía con la réplica del Santo Cáliz que tiene nuestra parroquia. Al final de cada Misa hemos venerado durante unos instantes aquello que, según la tradición, utilizó Jesús en la Ultima Cena.

Un gesto sencillo que pretendía hacernos caer en la cuenta, no sólo de la presencia del Santo Cáliz en nuestra Diócesis, sino del precio que Cristo pagó por nuestra Salvación.


Este fin de semana culminaremos este Año Santo de la misma forma añadiendo que, el domingo es día 13, y como tal día que es, veneraremos también a Nuestra Madre, la Virgen de Fátima, titular de nuestra querida parroquia.





¡Os esperamos a todos!

viernes, 4 de noviembre de 2016


Y SI…

A menudo me ha pasado que, hablando con la gente sobre Dios, la Iglesia,… sobre todo cuando ha habido alguna noticia relacionada que es cuando la gente se da cuenta de su existencia, suelen preguntar sobre casos extraños, límites, etc. Me refiero a esas preguntas que empiezan con la coletilla: “Y si…” o “Y en el caso de…” que esconden un intento de auto-justificación por parte de quien las formula, poco interesado en la respuesta más que para reafirmarse en su pensamiento inicial o para “pillar” al interlocutor.
Nada nuevo bajo el sol si observamos el Evangelio de esta semana en el que presentan a Jesús un caso como a los que antes me refería. Un caso extraño, límite, casi imposible o inverosímil: "Había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer?”(Lc 20, 29-33)
Los saduceos que preguntan esto a Jesús niegan la resurrección y su pregunta simplemente perseguía un fin: reafirmarse en su idea mediante un ejemplo casi inverosímil. No querían más que hacer titubear a Jesús, hacerlo dudar.
No sé si la respuesta de Cristo haría cambiar a estos saduceos; sin embargo, a nosotros nos llena de esperanza. Tras haber celebrado estos días la Conmemoración de Fieles Difuntos, momento en que muchos sentimientos y recuerdos nos han venido a la memoria, sale Jesús a nuestro encuentro y nos dice: “No es Dios de muertos, sino de vivos”. Palabras que deberían animar y sosegar nuestra alma y nuestros recuerdos.
Es Dios vivo, que da Vida, que nos llena de vida, que nos llama a la vida y a la Vida. Dios de esperanza. De esto nos habla el Señor este fin de semana: de la esperanza. El cristiano está llamado a vivir mirando la Vida Eterna, sin despreocuparse de la presente, pues también ahí encontramos la presencia de Dios. Esperamos llegar un día a ver el verdadero rostro de Dios cara a cara porque estamos llamados a la Vida junto con Él para toda la Eternidad.
Ahora bien, “y en el caso de…”. Bueno, en ese caso, dejaré a Dios ser Dios.

Vuestro párroco

viernes, 28 de octubre de 2016

"NO SIGUES CARABASSA"

Cuando era pequeño solían decirme esa expresión tan valenciana: “Carabassa!”. Expresión que siempre me ha hecho gracia, tal vez sea porque el contexto ha sido siempre de broma o porque mi imaginación volaba y me imaginaba caminando por la calle con una calabaza por cabeza. Cosas de niño.

Esta expresión me viene a la cabeza estos días en los que en muchos lugares aparece esta fruta con una extraña sonrisa. Bueno, también me viene a la cabeza una de mis películas favoritas: E.T, en una de las escenas más divertidas del film,…pero eso es otra historia.

Volviendo al tema, no voy a entrar en la discusión que estos días se pone moda Halloween si Halloween no. No voy a entrar porque, directamente, no me interesa y tengo bien claro que es lo que me han enseñado en mi casa y las tradiciones con las que he crecido.

Lo que si me preocupa es que esas tradiciones tan bonitas (a mi parecer) se vayan a perder porque no las enseñamos a los más pequeños. Recuerdo ir todos los años junto con mis padres al cementerio días antes de Todos los Santos a limpiar las lápidas de mis abuelos, bisabuelos y demás familiares. Y lo recuerdo con cariño pues siempre aprovechaban mis padres para contarme anécdotas de las personas que teníamos delante. Quizá fuera por eso, el rato que pasaba allí (para una mente inocente de un niño), era agradable porque, de una forma u otra, devolvíamos a la vida a mis familiares.

Ahora, ya "crecidito", recuerdo esto y le intento dar un significado; y sólo me viene una idea al respecto: es un acto de pura gratitud. Limpiando sus fotografías, sus nombres, los cristales y poniendo flores, mis padres limpian la memoria de aquellos que nos han precedido en la Vida Eterna y le dan de nuevo vida con el color de las flores.

Sólo así entiendo que, lo que estamos celebrando estos días, es la Vida y no la muerte. Va mucho más allá de unos simples recuerdos. Es un memorial. Como en la Eucaristía; no es un recuerdo de Cristo sino que lo hacemos realmente presente, está con nosotros, está verdaderamente delante de nosotros.

Sólo así puedo entender la Eucaristía que celebramos en el cementerio. Aunque la tristeza es palpable, la presencia real de Jesús tiene que alentar nuestra esperanza y nuestra fe de que nuestros familiares también lo están. No de forma mágica o de falsa mística, sino de una forma mucho más fuerte: espiritual.

Así que “no siguem carabasses” que lo que celebramos estos días es el triunfo de la Vida sobre la muerte, la acción de gracias por todas esas vidas que cerraron los ojos a este mundo para abrirlos a la felicidad eterna. La verdadera unión, por un instante, entre la Iglesia terrena y la del cielo. ¡Feliz festividad de Todos los Santos hermanos!


Vuestro Párroco

sábado, 22 de octubre de 2016




Y A MI ¿QUÉ?


Esta semana celebramos el DOMUND. Un  pequeño alto en el camino que nos permite ver más allá de los límites de nuestras parroquias. Aunque, si bien es cierto que nuestros pueblos cada vez son más tierra de misión, no podemos olvidar a aquellos que decidieron dejar la seguridad de su tierra para ir a las misiones. Sueca puede dar fe de ello.

Hemos de olvidar esa visión del “curilla” en medio de la selva predicando el Evangelio a los negritos (con perdón). Las misiones van mucho más allá. Son lugares donde se intenta formar, ayudar, desarrollar y cobijar a las personas. Lugares donde, en algunos casos, se devuelve al ser humano su dignidad y donde aprenden sus derechos.

Y a mi, ¿Qué? ¿Qué me importan esas personas, esas tierras, esos lugares,…? ¿Acaso no tengo yo bastante con lo mío? No es culpa mía que vivan así… Podemos pensar eso. Podemos excusarnos en comentarios parecidos para olvidar este DOMUND. Podemos mirar a otro lado y pasar de todo. Podemos ser igual que el fariseo que veremos este domingo en el Evangelio: erguido frente a Dios, despreciando al que tiene a su lado únicamente por su condición, haciendo un juicio condenatorio sin conocer a ese pobre hombre que no se atreve a mirar al Señor a la cara.

Haciendo esto estamos anulando la voluntad de Dios en nuestras vidas. El Señor ha puesto en nuestras vidas su semilla de bondad y de misericordia. Somos sus manos, sus pies, sus ojos, su boca y su oído. Somos los llamados a proclamar la esperanza en nuestros ambientes, somos llamados a obrar como lo haría Cristo. Somos su imagen. ¿Acaso giraría Él la mirada ante el sufrimiento del hombre? ¿Acaso lo vamos a hacer nosotros?

Celebrar el DOMUND no es únicamente poner la monedilla en el sobre y darlo en la parroquia. Eso está bien. Pero sería un gesto vacío si no fuera acompañado por nuestro compromiso de orar por todos ellos, y a eso se nos invita este fin de semana.

No hagamos oídos sordos a esta llamada que nos hace Cristo por medio de la Iglesia. Abramos los ojos ante la realidad que nos rodea (la que está más lejos y la que tenemos al lado de nuestra casa) y pidamos al Señor que nos abra el corazón a la caridad.


Vuestro párroco

martes, 18 de octubre de 2016


DIOS TE HIZO A TI

Este fin de semana celebramos el DOMUND y la campaña de este año nos invita a reflexionar, no sólo en la gente que dedica su vida en las misiones, sino a la llamada que Dios nos hace a todos para llenar el mundo de esperanza.
Os dejo el enlace del video de este año que no tiene desperdicio...no lo dejéis de compartir porque verdaderamente es precioso.

Que el Señor nos conceda el don de poder entenderlo y actuar...

domingo, 16 de octubre de 2016

MOVIMENT JUNIORS FÀTIMA M.D.

Millor presentació...impossible!

T'animes a vindre??

sábado, 15 de octubre de 2016

UNA FIESTA ENTRAÑABLE

Hace poco vi por internet un video en el que aparecía una niña de tres o cuatro años viendo por primera vez la llegada de un tren a la estación. La cara de la niña era un poema: sorpresa, emoción, sonrisas, lágrimas, gritos,… eso si, siempre aferrada a la mano de una persona que, intuyo, era uno de sus padres.

Algo así me ha sucedido este fin de semana cuando participaba por primera vez de las Fiestas en honor a nuestra titular Nuestra Señora de Fátima. Un cúmulo de emociones iban sobreviniendo una tras otra a cada celebración que realizábamos o a cada calle por la que íbamos pasando durante la procesión. Y como a la niña del video, siempre acompañado por alguna persona que me iba comentando todo lo que estábamos haciendo o recordando tradiciones que ya se han perdido.

La primera palabra que me surgió fue la que lleva por título estas líneas que comparto con vosotros: entrañable; es decir, algo que despierta cariño espontáneamente. Así lo compartí con las personas que se acercaban a preguntarme qué me había parecido la fiesta.

Pero no sólo el domingo. El sábado por la tarde con los juegos y las cucañas para los más pequeños y jóvenes de nuestra parroquia dábamos el pistoletazo de salida a estas fiestas. ¡Qué bien nos lo pasamos jugando y riendo! Los Juniors prepararon los juegos para que, mientras nos lo pasábamos en grande, pudiéramos aprender características de nuestra Madre la Virgen María como la prudencia, la humildad,… Características que luego profundizamos en la Eucaristía en la que aprovechamos que estábamos todos juntos y alegres para dar gracias a Dios.

Para culminar la tarde, “els pastorets” nos invitaron a todos a un chocolate que estaba buenísimo y que fue preparado con mucho cariño. ¡Algunos nos pusimos la botas!

Al día siguiente, todo fue a más. Qué guapos que iban Jacinta, Francisco y Lucía, y qué bien leyeron las lecturas de la Eucaristía. Aunque la iglesia estaba a reventar no estaban para nada nerviosos y fueron muy dignos representantes de toda la parroquia ante nuestra titular.

Se notaba en el ambiente la presencia del Señor y que estábamos todos muy a gusto. Eso se hace palpable cuando, desde el altar, ves a la gente sonreír, rezar, cantar (¡Qué bien lo hizo el coro de los Juniors!), emocionarse,… eso ayuda a vivir la Eucaristía. Sin duda alguna, un gran regalo que nos hizo Nuestra Madre esa tarde.

Por último, la procesión por las calles de nuestro barrio. Precioso ver como la dulzura de María inundaba las casas por donde íbamos pasando. Los pétalos que caían de algunos balcones o los altares con la imagen de nuestra titular. Todo por amor a María que nos acoge como hijos suyos que somos.

En fin, reitero lo dicho: ¡UNAS FIESTAS ENTRAÑABLES!

¡VIVA LA VIRGEN DE FÁTIMA!

Alejandro Navarro Mulet
Párroco de Nuestra Señora de Fátima





miércoles, 12 de octubre de 2016

Fotos festa de Nostra Senyora de Fátima


JOCS PER LA MARE DE DÉU

Aci teniu algunes de les fotos que demostren com ho passarem el dissabte passat als jocs en honor a Nostra Senyora de Fátima que prepararen els monitors del Junior de la nostra parròquia...

En acabar celebrarem l'Eucaristía i despres ens convidaren a una gran xocolatada!!

I aixó ho tenim tots els dissabtes a les 16:30 al pati del cole!!! T'ho vas a perdre??? Jo no...