"NO SIGUES CARABASSA"
Cuando era pequeño solían decirme esa expresión tan
valenciana: “Carabassa!”. Expresión que siempre me ha hecho gracia, tal vez sea
porque el contexto ha sido siempre de broma o porque mi imaginación volaba y me
imaginaba caminando por la calle con una calabaza por cabeza. Cosas de niño.
Esta expresión me viene a la cabeza estos días en los que en
muchos lugares aparece esta fruta con una extraña sonrisa. Bueno, también me
viene a la cabeza una de mis películas favoritas: E.T, en una de las escenas
más divertidas del film,…pero eso es otra historia.
Volviendo al tema, no voy a entrar en la discusión que estos
días se pone moda Halloween si Halloween no. No voy a entrar porque,
directamente, no me interesa y tengo bien claro que es lo que me han enseñado
en mi casa y las tradiciones con las que he crecido.
Lo que si me preocupa es que esas tradiciones tan bonitas (a
mi parecer) se vayan a perder porque no las enseñamos a los más pequeños.
Recuerdo ir todos los años junto con mis padres al cementerio días antes de
Todos los Santos a limpiar las lápidas de mis abuelos, bisabuelos y demás
familiares. Y lo recuerdo con cariño pues siempre aprovechaban mis padres para
contarme anécdotas de las personas que teníamos delante. Quizá fuera por eso,
el rato que pasaba allí (para una mente inocente de un niño), era agradable
porque, de una forma u otra, devolvíamos a la vida a mis familiares.
Ahora, ya "crecidito", recuerdo esto y le intento dar un
significado; y sólo me viene una idea al respecto: es un acto de pura gratitud.
Limpiando sus fotografías, sus nombres, los cristales y poniendo flores, mis
padres limpian la memoria de aquellos que nos han precedido en la Vida Eterna y
le dan de nuevo vida con el color de las flores.
Sólo así entiendo que, lo que estamos celebrando estos días,
es la Vida y no la muerte. Va mucho más allá de unos simples recuerdos. Es un
memorial. Como en la Eucaristía; no es un recuerdo de Cristo sino que lo
hacemos realmente presente, está con nosotros, está verdaderamente delante de
nosotros.
Sólo así puedo entender la Eucaristía que celebramos en el
cementerio. Aunque la tristeza es palpable, la presencia real de Jesús tiene
que alentar nuestra esperanza y nuestra fe de que nuestros familiares también
lo están. No de forma mágica o de falsa mística, sino de una forma mucho más
fuerte: espiritual.
Así que “no siguem
carabasses” que lo que celebramos estos días es el triunfo de la Vida sobre
la muerte, la acción de gracias por todas esas vidas que cerraron los ojos a
este mundo para abrirlos a la felicidad eterna. La verdadera unión, por un
instante, entre la Iglesia terrena y la del cielo. ¡Feliz festividad de Todos
los Santos hermanos!
Vuestro Párroco