sábado, 26 de noviembre de 2016

UN NUEVO COMIENZO

Este fin de semana comenzamos el Adviento. Una nueva oportunidad que nos da la liturgia para comenzar de nuevo nuestro camino junto al Señor. Cada año, el primer domingo de Adviento, la liturgia cambia de ciclo y, por lo tanto, de evangelista. Acabamos de dejar el ciclo C cogidos de la mano del evangelista San Lucas. Este domingo iniciamos el ciclo A y, por ende, la visión de san Mateo, de origen judío, que nos presentará a Jesús como el que perfeccionó la ley judía llevándola a la plenitud.

No sólo cambiamos de evangelista sino que la liturgia de estos días cambia sensiblemente. Nuevos elementos en la liturgia de estas próximas semanas que nos pueden ayudar a exteriorizar ese cambio interior que debería ocurrir. Cambios como el color de las vestiduras del sacerdote (retomamos el morado como signo de conversión), dejamos de rezar el Gloria en la Misa Dominical a la espera de poder hacerlo de nuevo en la Misa del gallo, sobriedad en los cantos de la Eucaristía o la progresión en el encendido de nuestras coronas de Adviento que nos va anunciando la proximidad de la Navidad.



Para la liturgia, este fin de semana, es el año nuevo. Un día que todos aprovechamos para marcarnos objetivos de cara al próximo año que vamos a comenzar con el fin de cambiar aquello que no nos gusta. En el plano de la fe podríamos hacer lo mismo. Ciclo nuevo, fe renovada. ¿Qué puedo hacer para conocer mejor a Cristo? ¿Qué puedo hacer para no tener una fe viciada? ¿Cómo puede volver a ser novedad el mensaje del Evangelio que tantas veces he escuchado?


Son preguntas que provocan en nosotros un cambio de actitud o de costumbres en nuestras devociones particulares que pueden venirnos muy bien para no caer en la rutina. Los cambios son buenos porque nos permiten hacer un poco de revisión de las cosas para mantenerlas o mejorarlas. Son buenos porque nos permiten “tirar” cosas que ya no nos son útiles u ordenar las cosas que hemos ido amontonando.

Este Adviento podríamos plantearlo como un cambio personal cada uno de nosotros. Con pequeños gestos que nos ayudaran en nuestra vida de fe. Desde leer todos los días unos versículos de la Biblia, pasando por unos minutos más de oración personal o acudir, además del domingo, otro día a Misa entre semana.

Que este tiempo de esperanza que iniciamos en toda la Iglesia llene nuestros corazones de vida. Que si adornamos nuestras casas preparando la Navidad, adornemos nuestra vida a la luz de Cristo. Que nuestro Belén no sea únicamente de figuritas sino que creemos también un pesebre en nuestras vidas para que nazca Cristo. Que los anuncios de colonias (que tan pesados se ponen estos días) no sean lo único que haga buen olor en nuestra vida.

Que este sea un Adviento de conversión, de alegría y de esperanza para nosotros y, también, para nuestras parroquias y para todos los que nos rodean.

¡FELIZ ADVIENTO A TODOS!

Vuestro párroco

miércoles, 23 de noviembre de 2016




Este lunes, nuestros amigos del cate, nos reunimos para hacer una celebración y, así, prepararnos para el Aviento que comenzaremos este fin de semana. Fue una tarde muy bonita en la que rezamos, cantamos, jugamos y escuchamos la Palabra de Dios. También aprendimos muchas cosas ya que, en Adviento, hay elementos nuevos en la liturgia que no nos habíamos dado cuenta que ocurrían. Como por ejemplo el cambio de color en las vestiduras del sacerdote, cambiamos de evangelista, etc…

Pero, además, ocurrió algo que no nos esperábamos ninguno de los que estaban allí. Cuál fue nuestra sorpresa que recibimos una carta de, nada más y nada menos, ¡¡Juan el Bautista!! Nos la dejó en la pila bautismal de la parroquia ¿Por qué la dejaría allí?

En ella nos decía que si queríamos encontrar a Jesús teníamos que utilizar unas brújulas. Lo que no sabíamos era que Juan era un poquito despistado y había perdido las brújulas. Así que, cuatro aventureros, se encargaron de buscarlas por toda la parroquia y dimos con ellas.

Las brújulas nos dieron pistas para poder encontrar a Jesús estas cuatro semanas de Adviento y decidimos intentar seguirlas para poder llegar a Belén en Navidad. ¿Qué sorpresas nos tendrá preparadas Juan? Tenemos muchas ganas de descubrirlas… ¿TE ANIMAS? Pues todos los sábados en la Misa de los niños y jóvenes de las 18h iremos descubriéndolas…¡Qué emoción!


Además, en las actividades de confirmación, del Junior y del Grup Jove, de estos días, intentaremos también buscar a Jesús y, estoy seguro, de que nos lo vamos a pasar en grande. ¡NO TE LO PIERDAS! 


viernes, 18 de noviembre de 2016

Y VOLVIÓ A SONAR LA MÚSICA

Esta semana se cumplía un año de los atentados que atemorizaron la ciudad de ParÍs. Las cadenas de televisión nos han hecho memoria de aquello que nuestra mente se había encargado de poner en el cajón de las cosas que es mejor no recordar.

Me vino a la cabeza la noche aquella que no podía despegarme del canal de noticias "24h" mientras se me escapaba alguna que otra lágrima. Recuerdo también como por esos días la inseguridad crecía en mi interior: cuando cogía el metro, iba al centro de Valencia capital. Recuerdo también que estábamos en plena preparación del Encuentro de Taizé y sólo me venía a la cabeza la cantidad inmensa de jóvenes que iban a venir y lo peligroso que podía ser. Recuerdo también ir a una oración de jóvenes en la Catedral y sentir miedo. Miedo real a que ocurriera algo. Europa se encontraba en estado de shock y de alerta como nunca antes había experimentado.

Pero un año sana muchas cosas y la sensación de miedo y falta de seguridad han pasado a la historia. La vida continua apaciblemente a nuestro alrededor y, todo aquello, queda ya muy lejos.

No pueden decir lo mismo todas aquellas personas que han tenido que salir de sus casas por causa de la guerra, todas aquellas personas que son perseguidas por su fe, todas aquellas personas que sufren por las mafias, por gobiernos despóticos y totalitarios. Nadie pondrá velas por ellos en las calles, ni en las plazas de las grandes ciudades, no se harán concentraciones masivas ni ocuparán las portadas de las noticias en cualquiera de sus formatos. Total…a nosotros no nos toca y, lo que la globalización y las redes sociales parecen acercar, el egoísmo lo aleja totalmente.

No me imagino a Jesús, en el pasaje de este fin de semana, Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, diciéndole al buen ladrón: “¡Apáñate tú mismo que yo estoy en las mismas circunstancias!” Al contrario, pasando lo mismo que el ladrón, se hace uno con él y le anuncia su entrada en el Paraíso. El Rey de los Judíos, como rezaba la condena puesta sobre su cabeza, coronando con espinas y sentado en su particular sede: la Cruz. “Menudo rey” dirían los que pasaban por allí. “Pues seguro que hará más él allí en la cruz que el que tenemos” respondería el otro.

Y tanto. Incluso clavado de pies y manos Cristo era libre. Estaba dando su vida porque quería. Desde ese curioso árbol de la cruz, el Universo entero conocía la verdadera Vida. Esos dos maderos inertes se llenarían de vida tras ser rociados con la Sangre de Jesús; y de sus brotes surgimos nosotros: la Iglesia.

Los cristianos observamos esta semana el misterio de Cristo como centro de todo lo Creado. Centro de mi existencia. Lo que el Señor por amor había formado en el origen, por amor volvía a nacer en una nueva Vida tras la muerte y resurrección de Cristo, la Palabra hecha Carne. Cristo que reina en el corazón de las personas que viven en la pobreza, en medio de la guerra o en medio de la persecución.


Pero esto no nos toca a nosotros. Eso queda demasiado lejos. Hemos creado un muro que nos evita poder ver todo lo que nos rodea. Así se vive más tranquilo, ya tengo yo bastante con mis problemas (clavado en mi cruz) para estar pendiente de los de los demás (el buen ladrón). Tristemente, la única noticia de esta semana fue que volvió a sonar la música en la sala Bataclán de París…

Vuestro párroco

miércoles, 16 de noviembre de 2016


A partir de este fin de semana...


El Adviento comienza el domingo 27 de noviembre... ¡¡No esperes a última hora!!

sábado, 12 de noviembre de 2016

ESTA PUERTA NO SE CIERRA


Este fin de semana, toda la Iglesia culmina el “Año de la Misericordia” o, mejor dicho, clausura todas las puertas santas que, durante este año, han servido para ganar el jubileo con motivo de este Año Santo que se iniciaba con mucha esperanza el 8 de diciembre del año pasado.

Sin embargo, no será hasta el próximo 20 de noviembre, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, cuando oficialmente concluya este jubileo por manos del Papa Francisco. En nuestra diócesis de Valencia, además, culminaremos el Año del Santo Cáliz que, por decreto de la Santa Sede, podremos celebrar cada cinco años.

Por este motivo, en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima hemos estado celebrando todos los días con la réplica del Santo Cáliz que se nos concedió, hasta el próximo 13 de noviembre que, coincidiendo con el día que dedicamos a nuestra Madre, la Virgen de Fátima, culminaremos también el Año Santo.

Durante todo este año hemos podido reflexionar sobre la misericordia, su significado, sobre cómo podemos ponerla en práctica, cómo vivir la Misericordia de Dios. Ahora toca continuar haciéndolo. Es necesario concluir el Año Santo y cerrar las puertas jubilares porque ahora debe de dar fruto todo aquello que hemos vivido.

Se nos ha dado la oportunidad de ganar el jubileo sí, pero eso conlleva una responsabilidad también. Hemos re descubierto una faceta de Dios que habíamos olvidado y que nos ha ayudado a darnos cuenta de lo necesario que era mostrarlo al mundo. Por eso, aunque cerremos las puertas del Año Santo, no podemos hacer lo mismo con todo lo que hemos vivido este año. La puerta de la Misericordia en nuestras vidas, en nuestras casas, en nuestras parroquias debe mantenerse siempre abierta.

En nuestras vidas porque nos hemos dado cuenta de que el Amor de Dios es tan perfecto que no nos lo merecemos pero, por su inmensa misericordia lo recibimos diariamente. En nuestras casas porque sabemos que todo funciona mejor si se hace desde el amor y ya ni te digo si lo hacemos intentado vivir desde el Amor gratuito de Dios. En nuestras parroquias porque es el lugar donde más se tiene que hacer presente ese amor aunque, desgraciadamente, a menudo se encuentre al fondo del último cajón de la sacristía.

Se cierran las Puertas Santas pero no podemos cerrar la puerta a la Misericordia. Las puertas de nuestra parroquia TAMPOCO SE VAN A CERRAR, al contrario, se van a mantener abiertas para acoger, para hacer comunidad, para sentir la libertad de ser amado por Dios, para ayudar, para celebrar, para rezar, en definitiva, para ser inmensamente felices. Se mantendrán abiertas para anunciar al mundo en que vivimos que otra sociedad es posible. Que Dios es acogida, perdón, amor, felicidad, esperanza, paz, alegría, Vida,…en una palabra: MISERICORDIA

Cerremos el Año Santo, sí, pero no cerremos nuestras vidas al Amor de Dios.


Vuestro párroco

viernes, 11 de noviembre de 2016

Final del Año Santo de la Misericordia

Durante esta semana, la parroquia ha recordado el final del Año Santo de la Misericordia y del Año Santo del Santo Cáliz celebrando la Eucaristía con la réplica del Santo Cáliz que tiene nuestra parroquia. Al final de cada Misa hemos venerado durante unos instantes aquello que, según la tradición, utilizó Jesús en la Ultima Cena.

Un gesto sencillo que pretendía hacernos caer en la cuenta, no sólo de la presencia del Santo Cáliz en nuestra Diócesis, sino del precio que Cristo pagó por nuestra Salvación.


Este fin de semana culminaremos este Año Santo de la misma forma añadiendo que, el domingo es día 13, y como tal día que es, veneraremos también a Nuestra Madre, la Virgen de Fátima, titular de nuestra querida parroquia.





¡Os esperamos a todos!

viernes, 4 de noviembre de 2016


Y SI…

A menudo me ha pasado que, hablando con la gente sobre Dios, la Iglesia,… sobre todo cuando ha habido alguna noticia relacionada que es cuando la gente se da cuenta de su existencia, suelen preguntar sobre casos extraños, límites, etc. Me refiero a esas preguntas que empiezan con la coletilla: “Y si…” o “Y en el caso de…” que esconden un intento de auto-justificación por parte de quien las formula, poco interesado en la respuesta más que para reafirmarse en su pensamiento inicial o para “pillar” al interlocutor.
Nada nuevo bajo el sol si observamos el Evangelio de esta semana en el que presentan a Jesús un caso como a los que antes me refería. Un caso extraño, límite, casi imposible o inverosímil: "Había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer?”(Lc 20, 29-33)
Los saduceos que preguntan esto a Jesús niegan la resurrección y su pregunta simplemente perseguía un fin: reafirmarse en su idea mediante un ejemplo casi inverosímil. No querían más que hacer titubear a Jesús, hacerlo dudar.
No sé si la respuesta de Cristo haría cambiar a estos saduceos; sin embargo, a nosotros nos llena de esperanza. Tras haber celebrado estos días la Conmemoración de Fieles Difuntos, momento en que muchos sentimientos y recuerdos nos han venido a la memoria, sale Jesús a nuestro encuentro y nos dice: “No es Dios de muertos, sino de vivos”. Palabras que deberían animar y sosegar nuestra alma y nuestros recuerdos.
Es Dios vivo, que da Vida, que nos llena de vida, que nos llama a la vida y a la Vida. Dios de esperanza. De esto nos habla el Señor este fin de semana: de la esperanza. El cristiano está llamado a vivir mirando la Vida Eterna, sin despreocuparse de la presente, pues también ahí encontramos la presencia de Dios. Esperamos llegar un día a ver el verdadero rostro de Dios cara a cara porque estamos llamados a la Vida junto con Él para toda la Eternidad.
Ahora bien, “y en el caso de…”. Bueno, en ese caso, dejaré a Dios ser Dios.

Vuestro párroco