viernes, 29 de diciembre de 2017

Año nuevo…

De todos es sabida la nueva situación que afecta a dos de las cinco parroquias de nuestro pueblo. De forma más o menos temporal, las parroquias de Nuestra Señora de Fátima y la Virgen de Sales compartirán, no sólo la fe, sino también sacerdote.

Una nueva situación para todos y una oportunidad excepcional que el Señor nos propone para crecer en la fe y aprender a convivir.

A partir del uno de enero los horarios de ambas parroquias, en cuanto a culto se refiere, tendrán algunas  modificaciones. De cada uno de nosotros depende cómo podemos encajar estos cambios. Bien podemos quejarnos y criticar abierta o interiormente la situación (al cura que es la cabeza visible), bien podemos cambiar de parroquia porque el horario nos viene mal o  bien podemos poner de nuestra comprensión y esfuerzo para que todo siga como siempre.

Los cambios no son fáciles para nadie. A mí, personalmente, me están provocando unos cuantos dolores de cabeza calmados por la buena disposición de los agentes de pastoral de ambas parroquias. Unos aprendiendo a compartir a “su cura” y otros haciendo fácil la entrada del “nuevo” en unas fechas un tanto complicadas como son las fiestas de Navidad en cuanto a celebraciones se refieren.

Acepté el cargo de ser Administrador parroquial porque desde que tengo uso de razón, ya en mi casa y después en el seminario, me enseñaron a obedecer. Al ordenarme sacerdote prometí, junto con mis compañeros, respeto y obediencia a mi obispo. Y aunque sé que la nueva misión que la Iglesia me encomienda no va a ser fácil confío en que el Señor nos ayude a poner de nuestra parte.


Año nuevo…situación nueva. Esto es lo que nos depara este 2018 que estamos a punto de comenzar. ¿Qué vamos a aportar nosotros? Por mi parte sólo me queda decir que haré lo mejor que pueda para que ambas parroquias se sientan acompañadas y queridas… ¡Ah! y desearos a todos un próspero año 2018 lleno de las bendiciones de Dios.

Vuestro párroco

viernes, 22 de diciembre de 2017

Recuerdo el primer día que lo dije. Yo era muy pequeño, pero lo recuerdo como si fuese ayer mismo.

Días atrás de esa primera vez, mi padre me dijo que lo acompañara a traer las ovejas de nuevo a nuestra casa. Estaban en un terreno que distaba dos días de nuestro hogar con lo que pasaríamos unas cuantas noches fuera de nuestra casa. Pero, aunque estábamos en invierno y las noches eran muy frías, a mí no me importó: era la primera vez que acompañaba a mi padre y a los demás vecinos, para traer de vuelta a las ovejas.

Soñaba con ser igual que mi padre de mayor: un buen pastor. Sentado desde una roca, observaba como mi padre iba llevando el rebaño de un lugar a otro y enseñando a las ovejas a reconocer su voz. Muchas veces le decía si le podía ayudar pero él me respondía siempre que todavía era muy pequeño para estas faenas.

- No seas tan impaciente, hijo. Ya tendrás mucho tiempo para aprender y cuidar del rebaño cuando mis fuerzas flaqueen.

Siempre me decía lo mismo. Pero esta vez fue diferente. Por primera vez mi padre me pidió que lo acompañara.

Los dos primeros días fueron muy sencillos. Mi padre no dejaba de contarme cosas y alertarme de los peligros que acarreaba el oficio de pastor. Por las noches, nos juntábamos todos y yo escuchaba con atención y asombro las historias que los demás vecinos contaban sobre lobos, ladrones, risas y anécdotas que les habían ocurrido mientras estaban con el rebaño.

Una vez recogimos a las ovejas, el trabajo se complicó. Veía el esfuerzo que hacía mi padre junto con todos los demás y yo me veía muy incapaz.

- Papá, esto es muy difícil. – Le decía a menudo.

- Ahora, lo ves todo muy complicado, pero poco a poco también te harán caso a ti y llevarás al rebaño mejor que nadie. – Me respondía.

La última noche, antes de llegar de nuevo a casa, estábamos todos muy cansados y casi no hubo historias antes de dormir. Los animales habían estado muy nerviosos ese día y guiarlos había sido muy complicado.

Al poco de cerrar los ojos un ruido muy fuerte me despertó. Mi padre estaba a mi lado de pie mirando al cielo y no prestaba atención a cuantas veces le llamara. Al cabo de unos minutos, con lágrimas en los ojos, se giró hacia mí y me dijo: - Mira. – Mientras me señalaba la copa de un árbol.

Cuando se apartó un poco vi una luz blanca muy fuerte. Tanto que casi me cegaba, aunque no me hacía daño a los ojos. Cuando me acostumbré a la luz vi una figura que parecía un hombre, pero tenía alas y vestía una túnica larga y blanca que ondeaba en el aire.

La figura humana decía cosas que no entendía pero el resto de los que estaban allí si porque asentían y se llevaban las manos a la cabeza.

Mi padre me cogió de la mano y nos alejamos un poco de donde estábamos. No paraba de preguntarle que a dónde íbamos pero él no me hacía caso. Poco a poco se fueron juntando más pastores que había por los alrededores hasta que llegamos a una pequeña cueva no muy lejana de la ciudad de Belén.

En la boca de la cueva había un montón de personas arrodilladas mirando hacia dentro y la misma figura que habíamos visto antes sobre el árbol nos señalaba hacia el interior.

Fuimos saltando entre la gente y llegamos dentro de la cueva. Era un establo y, en él, había una familia. Eran unos forasteros que habían venido a la ciudad. En medio del silencio se oyó el llanto de un niño. No me había dado cuenta, pero en medio del padre y de la madre había una pequeña cuna hecha con trozos de madera.

Me solté de la mano y fui corriendo hasta allí. Mi padre vino corriendo detrás de mi hasta que llegamos a donde estaba la familia. Me asomé a la cuna y vi un bebé que acababa de nacer. La mujer que estaba allí me acarició la cabeza y con una voz muy dulce me dijo: - Se llama Jesús.

En ese momento el niño dejó de llorar, me miró y me sonrió. Era la sonrisa más dulce que jamás había visto. Mi corazón excitado por todo lo que estaba pasando se calmó y sentí una gran paz y alegría en mi interior.


En ese momento y sin saber por qué lo dije, me giré hacia mi padre, le miré a los ojos y, con una gran sonrisa, le dije por primera vez: FELIZ NAVIDAD, PAPÁ.

Vuestro párroco

viernes, 15 de diciembre de 2017

Anunciad
Cuando ojeamos un libro de historia vemos las diferentes etapas que componen la historia de la humanidad: la prehistoria, Edad Media, Gótico, Barroco, Renacimiento, Modernidad,… Yo, a este momento de la historia, la llamaría la “Edad del Sin”.

Para muestra un botón: pasteles SIN azúcar, hamburguesas SIN carne, cerveza SIN alcohol, ricos SIN corazón, personas SIN comida, derechos SIN deberes, discursos SIN verdad, cristianos SIN alegría, comprar SIN salir de casa…y la mejor de todas Navidad SIN Dios…

Sólo tenemos que fijarnos un poco en lo que podemos ver estos días por las calles, los escaparates o la televisión. Las luces, los copos de nieve en los escaparates, dibujos de regalos, anuncios melosos que pregonan buenos sentimientos… Todo esto hace que me pregunte si verdaderamente el mundo sabe lo que está celebrando estos días. Menos mal que en el centro del pueblo tenemos un gran Belén que espero que dure hasta el día de Reyes.

Hace poco veía un documental que hablaba de la cultura china y sus tradiciones. Me sorprendió cuando hablaba de las fiestas que nombrara también la Navidad (cuando ellos profesan otra religión distinta a la cristiana). La puntilla fue cuando escuchaba que ellos la celebraban, simple y llanamente, para pasar el rato.

¿Acaso nuestra sociedad no está haciendo lo mismo? ¿Qué tiene que ver todas esas cosas que vemos a nuestro alrededor estos días con la Navidad? Durante estos días nos juntaremos para comer, cenar, merendar, etc... Pero, ¿por qué motivo? ¿Por qué toca, porque es tradición, una excusa para salir de fiesta? ¿Qué querremos decir cuando le digamos a otra persona feliz Navidad? ¿Feliz Solidaridad, Feliz Armonía, Feliz quema de tarjetas de crédito?

Dos mil años después, Juan el Bautista sigue predicando en el desierto. Un desierto que ya no está compuesto por arena y dunas sino por luces que ciegan y corazones fríos. Ahora nos toca a nosotros devolverle el verdadero sentido a las fiestas de Navidad. Recordar que es Cristo quien va a nacer y por eso nos juntamos y lo celebramos; porque Dios no ha querido que estuviésemos solos y desamparados sino que nos ha regalado al que puede darnos la Verdadera Vida.

Viene Jesús. Ya está al caer. No olvidemos que eso es lo que de verdad significa la palabra Navidad.

Vuestro párroco

viernes, 8 de diciembre de 2017

CONSOLAD

Este segundo domingo de Adviento comienza con una de esas lecturas que merecen no sólo ser escuchadas durante la Misa sino también ser releídas unas cuantas veces y meditadas. Son ese tipo de lecturas que calman el corazón e inyectan una sobredosis de esperanza que no mata sino que llena de vida.

“Consolad, consolad a mi pueblo, –dice vuestro Dios–; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle…” Así comienza el profeta Isaías a hablarnos en la liturgia de este fin de semana.
Tengo la costumbre de leer el conjunto de lecturas que se proclaman el domingo, al principio de semana: el lunes o el martes más o menos. De esta forma intento que, la Palabra de Dios que predicaré durante el fin de semana, me acompañe durante toda la semana para poder aplicarlo luego en la homilía en hechos concretos útiles para nuestra vida cristiana.

No digo esto para tirarme flores (es algo que podemos hacer todos y que viene muy bien). Lo digo porque en esta ocasión no puede pasar de las primeras palabras. El vocablo “consolad” golpeó de tal forma mi corazón que no pude más que pararme ahí y volver a repetir una y otra vez durante la oración personal “consolad,…consolad,…consolad,…”

En un primer momento pensé que el Señor me estaba pidiendo que fuera consuelo para todas aquellas personas que se acercan a hablar conmigo. Pero luego recordaba todas esas ocasiones en las que han acudido a mi…y lo único que podía decir era: nada. No siempre he tenido respuesta ante las dificultades.

Entonces me pregunté cómo iba a consolar si no tengo palabras que puedan hacerlo. En ese momento reconocí que el consolaba no era yo. No es mi consuelo sino el que viene del Señor.

Si continuamos un poco más la lectura observamos como Dios hace todo lo posible para que nuestro camino sea lo más llano posible, lo más fácil posible,… lo hace Él, no nosotros. Por lo tanto, el punto de inicial de mi oración estaba equivocado. No se trataba de saber consolar sino de saberse instrumento de Dios y, por lo tanto, cauce del consuelo y la misericordia de Dios.

Pensamos que debemos de tener respuesta para todo y, a veces, un simple abrazo o un estar al lado de la otra persona en silencio y acompañando es el mayor de los consuelos. Estos dos ejemplos pueden mostrar la cercanía del Señor al que necesita de su consuelo y nosotros podemos tener el gran gozo de ser los medios por los cuales llegue esta caricia de Dios a los demás.

No habrá mayor regalo que saber que, al menos por un momento, los demás hayan visto los brazos acogedores del Padre por medio de nosotros. Será entonces cuando hayamos aprendido el verdadero significado de la palabra consolar.

Vuestro párroco

viernes, 1 de diciembre de 2017

VELAD
Parece que era ayer cuando celebrábamos las fiestas en honor a Nuestra Patrona la Virgen de Sales o las de Nuestra Señora de Fátima y ya estamos al inicio del Adviento. ¡Hay que ver cómo pasa el tiempo!

Esto nos avisa de que no podemos dormirnos en los laureles. Que el tiempo apremia y hay que tomarse la vida en serio. No habrá una segunda oportunidad, no volveremos a nacer (a no ser que sea para la Vida Eterna). Por eso hay que VIVIR nuestra vida al máximo intentando sacar lo mejor posible de cada día que pasamos.

A eso nos exhorta esta primera semana de Adviento que vamos a comenzar: a estar en vela, a no dormirnos, a mantener viva la esperanza. Ese podía ser el resumen de lo que deberíamos vivir durante estas cuatro semanas que tenemos por delante.

Estemos, pues, vigilantes a lo que semana tras semana vamos a ir descubriendo en las lecturas de la Eucaristía dominical; en ellas encontraremos las claves para vivir la próxima Navidad no esperando un regalo envuelto en papel de colores sino esperando el regalo que viene envuelto en pañales.

 “Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él.” Con estas palabras del profeta Isaías iniciaremos nuestra búsqueda personal de Dios intentando no quedar aletargados entre anuncios, comilonas, perfumes de colonia, etc…que inundarán nuestras vidas durante las próximas semanas. Si bien todo es necesario no se nos puede ir la vida en ello.

A lo que si que deberíamos darle importancia es a esta exclamación del profeta. Aunque nos sepamos la historia al dedillo y pensemos que es una Adviento más como siempre, nuestra fe debería darnos ese punto de sorpresa y emoción ante las casi cercanas fiestas de Navidad. El derroche de amor con el que Dios va a inundar nuestras vidas con el nacimiento de su Hijo no es cualquier cosa; por eso, debemos prepararnos.

Encenderemos este fin de semana la vela verde, la de la esperanza. Que sea esa luz la que ilumine el principio de nuestro Adviento personal. Que podamos caminarlo con alegría y con espera gozosa de abrir el gran regalo que Dios nos tiene preparado: nuestra Salvación.

Vuestro párroco

viernes, 24 de noviembre de 2017

El gran “amén”
¡Feliz año (litúrgico) nuevo! Este fin de semana bien podríamos felicitarnos al acabar la Eucaristía con estas o parecidas palabras. Con la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, ponemos fin a este ciclo “A” que nos ha ido acompañando desde el Adviento del año pasado.

Iniciamos la andadura ahora con el ciclo “B” (como veis no se calentaron mucho la cabeza a la hora de ponerle nombre a los ciclos). Dejamos atrás el Evangelio de Mateo y retomamos el de Marcos. Sí, porque a cada ciclo que cambiamos, también cambiamos el Evangelio que se utiliza durante las Misas del fin de semana: Mateo en el “A”, Marcos en el “B” y Lucas en el “C”. El Evangelio de San Juan lo utilizamos en Navidad y Semana Santa.

Asistiendo a la Eucaristía Dominical durante los tres ciclos litúrgicos, es decir, durante tres años, podríamos decir que leemos prácticamente todo el Nuevo Testamento y parte del Antiguo.

Ahora bien, estamos hablando de ciclos litúrgicos pero, ¿Qué son? Bueno, un ciclo litúrgico es el período cíclico anual durante el cual se celebra la Historia de la Salvación realizada por Cristo y que se distribuye en festividades y tiempos litúrgicos (Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Tiempo Ordinario).

La Solemnidad de este fin de semana es la culminación de todo lo que hemos celebrado desde el Adviento pasado. Viene a ser como un gran “amén” a todo lo que hemos compartido con Jesús en este ciclo litúrgico. Casi como pasa en la Eucaristía; durante toda la Plegaria Eucarística, es decir, la parte de la Misa que se realiza propiamente en el altar, los fieles la pasamos en silencio roto únicamente por la aclamación del Santo y el “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven Señor Jesús!” después de la
consagración.

Desde ese momento, el Sacerdote, en nombre de toda la comunidad realiza la gran oración hasta que llega el momento de la Doxología: “Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre,…”. Es decir, todo cuanto se ha dicho lo realizamos por Cristo, a lo que el pueblo responde con un gran “Amén” como afirmación de ese gran misterio que acabamos de celebrar.

La Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo es ese “Amén” que realiza la Iglesia ante todo lo acontecido durante el Año Litúrgico. Es un momento para dar gracias por todo lo aprendido de Jesús a la vez que nos preguntamos en qué podemos mejorar de cara al ciclo próximo que comenzaremos el fin de semana que viene con el inicio del Adviento…pero de eso hablaremos el año (litúrgico) que viene.

Vuestro párroco

viernes, 17 de noviembre de 2017

Jornada Mundial de los Pobres

Hace un año concluíamos en toda la Iglesia el Año de la Misericordia. Durante todo un año pudimos reflexionar y recordar las obras espirituales y corporales mientras le pedíamos al Señor que nos concediera tener un corazón misericordioso como el suyo. Fruto de ese año que concluíamos, el Papa Francisco, decidió convocar la Jornada Mundial de los Pobres. Esta jornada caería el domingo anterior a la Solemnidad de Cristo, Rey del Universo, es decir, este fin de semana.

El objetivo de esta jornada es, principalmente la oración. Así lo dispone el Papa Francisco en la carta con la que nos invita a vivir esta jornada a todos los cristianos: “El fundamento de las diversas iniciativas concretas que se llevarán a cabo durante esta Jornada será siempre la oración.”

A lo largo del año ya realizamos distintas colectas en las parroquias para Caritas o para otros menesteres también necesarios. Sin embargo, esta jornada nos invita a reflexionar nuestro papel ante la gente que necesita de nuestra ayuda.

En la actualidad, Caritas interparroquial, acoge a más de 200 familias. Es muy grande la labor que realizan los voluntarios que tenemos en las parroquias. Aunque lo más llamativo sea el Economato interparroquial, Caritas es mucho más. Prácticamente, todos los días de la semana se realiza la “Acogida” en una de las cinco parroquias de nuestro pueblo.


Como su propio nombre indica, es el día que nos dedicamos a acoger a las personas que piden nuestra ayuda. Se trata de entablar una conversación con ellos: conocerlos, tratarlos como iguales, que no se sientan humillados sino aceptados y comprendidos. Se les pregunta por sus cualidades para poder buscarles trabajo, interesarse por sus hijos y su escolarización, ayudarles en los miles de papeles que tienen que firmar para poder recibir las ayudas desde el Ayuntamiento, o la Cruz Roja o la propia Caritas. Una labor, como veis, silenciosa pero fundamental para poder ayudar dignamente a cuantos acuden a nosotros.

Está el ropero interparroquial situado en la parroquia de San Pedro y, como novedad de este curso, el grupo de empleo que tratará, entre otras cosas, de realizar diferentes cursos de formación para las personas que acudan a Caritas con el fin de ayudarles a encontrar trabajo o a administrar sus escasos bienes.

Este fin de semana recemos por todas esas personas de nuestras parroquias que dedican su tiempo a Caritas y pidámosle al Señor que agrande nuestro caridad; no sólo a nivel económico, que es necesario, sino para que también podamos dar de nuestro tiempo a las diferentes Caritas de nuestras parroquias. Somos pocos y hay mucho que podemos hacer. ¡ÁNIMO, OS ESPERAMOS!

Vuestro párroco

viernes, 10 de noviembre de 2017

Y TÚ, ¿QUIÉN ERES?
Hablando con gente que ha padecido la enfermedad del Alzheimer, no por los enfermos porque desgraciadamente no tiene cura, sino por los familiares que los cuidan, que también la padecen a su manera, siempre me comentan que lo más duro de la enfermedad es cuando ya no te reconocen.

Da lo mismo que seas su esposo, su esposa, su hijo o un tío de Murcia,…la cuestión es ir a saludar a alguien que conoces de toda la vida y que se extrañe o incluso se asuste porque no sabe quién eres ni mucho menos qué haces en su casa.

Por mucho que he intentado imaginármelo es imposible empatizar con el dolor de esos familiares cuando, al ir avanzando la enfermedad, comienzan a ser olvidados. Sólo espero no llegar a padecer por ninguna de las dos partes el Alzheimer…dudo que con mis solas fuerzas lo pudiera soportar.

Supongo que la misma sensación tendrá el Señor cuando nos olvidamos de Él hasta el punto de poder llegar a decir que no le conocemos. Esa es la consecuencia de nuestros pecados y debilidades, separarnos de Dios de tal forma que hasta su figura puede resultarnos extraña en nuestra vida.

Sin embargo, como también hacen los que cuidan a los enfermos de esta enfermedad mental de la que hago referencia, por mucho que le digamos que no le conocemos, Él sigue estando ahí presente, esperando un momento de lucidez por parte nuestra. Una lucidez que nos haga darnos cuenta de su presencia incansable en nuestra vida y que nos haga caer de bruces ante tal cantidad de amor derrochado hacia nosotros sin que seamos capaces de devolvérselo.

No me imagino a Dios con la enfermedad del Alzheimer. Sería nefasto para nuestra existencia. No obstante, el Evangelio de esta semana nos lo deja caer: “Os lo aseguro: no os conozco”. Si ya es duro escuchar el testimonio de los familiares que cuidan a estos enfermos cuanto más será escuchar, por parte de Dios, un no sé quién eres. Y por mucho que le digamos quienes somos…nada de nada.

Aunque la misericordia de Dios es infinita el cielo hay que ganárselo y sólo mediante el amor lo podremos conseguir. Así que no basta con ir a Misa todos los días o pasar muchas horas en oración. Si todo eso no se traduce en obras y en una espera confiada en Dios, de nada sirve.

Tengamos nuestra vida preparada y cargada del amor del Señor porque sólo así seremos reconocidos como verdaderos Hijos de Dios.

Vuestro párroco

viernes, 3 de noviembre de 2017

UN NUEVO IDIOMA

Hace unos días encontré el cancionero que utilizaba en el Seminario y no pude resistir la tentación de coger la guitarra y, como no tengo vecino alguno al que molestar, cantar como si se me fuese la vida en ello. De fondo escuchaba silbar a mi ninfa “Tete” no sé si porque quería acompañarme o porque quería tapar mi voz porque no lo soportaba.

La cuestión es que topé con una canción que hacía mucho tiempo que no cantaba y cuyo estribillo no ha dejado de rondar mi cabeza desde entonces. Rezaba así: “Unido a Dios en alianza, el nuevo pueblo en marcha va, luchando aquí por la esperanza de un mundo nuevo que vendrá”.

Tras la celebración de estos días de la Solemnidad de Todos los Santos donde observábamos la grandeza de los “mejores hijos de la Iglesia”, como decíamos en el Prefacio de ese día, y pensar en la fuerza que desde el regazo de Dios nos regalan y envían los santos; pienso en el poder de la oración.

Muchas son las personas, no sólo de Sueca, que me llaman pidiendo que rece por algún motivo en particular. A menudo, incluyo esas peticiones en la oración de los fieles que realizamos todos los días en la Eucaristía para que la mis parroquianos colaboren y, entre todos, hagamos más fuerza en la oración.

Personalmente, pongo esmero, mucho cariño y dedicación en las peticiones que me piden, independientemente del grado de amistad que mantenga con las personas que me llaman. No ya por hacerles el favor sino porque creo que la oración de intercesión es poderosa.

Lo mejor es cuando, al cabo del tiempo, esas personas te vuelven a llamar contándote que lo que había rezado se había cumplido. Durante esas llamadas la palabra “gracias” no deja de repetirse una y otra vez a lo que yo contesto que no es a mí a quien tienen que darlas.

Leía el otro día en un artículo que, para poder hablar con Dios, era necesario que utilizáramos su mismo lenguaje: el del amor. Y me doy cuenta que cuanto más amor pones en la oración más cerca estamos del corazón de Dios. Y como si de un círculo vicioso se tratase, cuanto más amor pongas, más te entregas a la oración.

Algo así nos dice san Pablo esta semana en la segunda lectura que proclamaremos de la carta a los Tesalonicenses: “Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor”. Aunque el Apóstol aquí habla de la acogida que tuvieron en la comunidad cristiana de Tesalónica, no es descabellado pensar que cuanto más amor y entrega ponemos en las peticiones que nos hacen para que las llevemos a la oración, más fuerza cobra nuestros rezos.

Sólo mediante este nuevo idioma del amor lucharemos por la esperanza de ese nuevo mundo que vendrá.

Vuestro párroco

viernes, 27 de octubre de 2017

FLORES COMO PALABRAS

El otro día observaba como una madre intentaba arreglar la ropa a su hijo. Intentaba por todos los medios que su retoño estuviera bien guapo para ir al cole. Faena que estoy seguro había realizado antes de salir de casa pero que volvía a repetir con esmero, a modo de despedida, antes de que el pequeñajo entrara corriendo por las puertas del colegio.

Acto seguido, como todas las mañanas, me dirigí hacia la carretera que lleva al cementerio para que mi perro y yo estiremos un poco las patas antes de comenzar la jornada. Todos los días me encuentro con personas (en su mayoría mujeres) que caminan también por allí y que luego descubrí que tienen costumbre de ir al cementerio todos los días a hacer la visita de rigor.

Estos días, la carretera, se nota más concurrida de lo normal y, supongo, que este fin de semana lo estará más todavía ante la próxima solemnidad de Todos los Santos.

Puede parecer que lo que os contaba al principio no tenga nada que ver con lo que seguía. Pero si nos fijamos un poco no podemos más que caer en la cuenta que la historia se repite. Si de pequeños nos dejábamos arreglar por nuestros padres para estar bien guapos; de mayores, arreglamos a nuestros padres, hermanos, maridos, mujeres y demás familiares incluso después de fallecidos.

Estos días, los cementerios se llenan de vida (vaya paradoja) y de color por las flores que rompen con su alegría el color negro del luto. Estoy seguro que, cuando me llegue el tiempo de limpiar el nombre y la fotografía de mis padres y ponerles flores, recordaré cuando ellos me arreglaban el pelo y me bañaban en colonia Nenuco….ese será el día en que la historia se repita para mi.

Ciertamente, nos puede llenar de tristeza y de recuerdos estos viajes al Campo Santo pero, si nos fijamos bien, hasta los muertos nos pueden estar hablando sin mediar palabra. Basta con pararse en cualquier calle del cementerio y observar. Todos nuestros antepasados nos muestran los bellos colores de las flores que en sus lápidas han depositado sus familiares.

Y digo yo. ¿No será esto un anuncio de lo que ellos ya viven y que nosotros también viviremos? ¿No serán las flores las que nos anuncian la Vida Eterna feliz y alegre que nos regaló el Señor? Los muertos hablan, sí, pero las palabras las ponemos nosotros. De nosotros depende que las palabras que pongamos estos días sobre las tumbas de nuestros familiares sean de angustia y de tristeza o, por el contrario, de esperanza del feliz reencuentro definitivo con ellos en el Eterno abrazo del Padre en la Resurrección.

Vuestro párroco 

viernes, 20 de octubre de 2017

Gracias

Estos días, cuando abría la capilla de nuestra parroquia para que la gente pudiera ver la exposición que aún está montada, me quedaba mirando el video con las imágenes del día de la Coronación.

Es emocionante ver cómo la gente se agolpaba para ver coronar a nuestra titular la Virgen de Fátima, agitando pañuelos blancos y echando a volar palomas blancas al cielo. La seriedad de los tres pastorcitos y la solemnidad del clero allí reunido.

Me imaginaba la satisfacción de Don Francisco Ferri y Puerto al ver tal cantidad de gente y observar cómo, esa parroquia que junto con la ayuda de Dios estaba formando, ya había echado raíces en Sueca y crecía exponencialmente. Más aún, que la titular de la parroquia era capaz de reunir a tanta gente y llenarlas de emoción.

La misma sensación tuve el domingo pasado cuando veía que nuestra parroquia se quedaba pequeña ante la cantidad de personas que vinieron a honrar a nuestra madre la Virgen de Fátima. No solo eso, sino también la preparación por la mañana del anda, las llamadas de amigos y sacerdotes felicitándonos por la fiesta, noticias que alegraban el corazón, etc…

Fue una Misa preciosa: cantada por los jóvenes de nuestra parroquia, acompañados por Don Manuel y Don Diego que no quisieron perderse la cita aunque tuvieran que marcharse antes por motivos de trabajo en sus parroquias, las palabras que nos compartió Don Ismael, amigo sacerdote, que nos ayudaron a interiorizar más esta fiesta, los tres pastorcitos que leyeron súper bien aunque el cura les había puesto unas frases muy largas y complicadas,…

La procesión fue espectacular. Algunos me decían que hacía mucho tiempo que no veían tanta gente…pero era normal, no siempre se celebran 100 años de las apariciones y 50 de la Coronación de nuestra imagen. Parroquianos y fieles, fallas, cofradías, la Real Asociación, la Començadoreta i les llauradoretes, los antiguos pastorcitos y los actuales, los niños de primera comunión, los alumnos de 4º de ESO portando el anda, la representación del ayuntamiento, la vida consagrada presente en nuestro pueblo,… y mucha gente observando con devoción desde sus casas, engalanadas con manteles puestos con cariño y las puertas abiertas de par en par, cómo pasaba la Virgen de Fátima y los bendecía con su presencia.

Incluso un regalo que nos hizo nuestra madre. En el pasado número decía que no teníamos policía que nos acompañara. Dos días antes de la fiesta recibí una llamada diciéndome que si tendríamos seguridad y, desde aquí, agradezco la presencia y el buen hacer de los agentes de la Policía Local que vinieron.

En fin, como podéis leer, fue un fin de semana precioso. Un gran regalo de Dios por intercesión de nuestra madre María, la Virgen de Fátima.

Vuestro párroco

sábado, 14 de octubre de 2017

VIXCA LA MARE DE DÉU DE FÀTIMA
Y por fin llegó la gran fiesta de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima. Si bien es cierto que las celebraciones en torno al 13 de mayo fueron preciosas, lo que nos espera este fin de semana será espectacular.

Y no porque vamos a realizar muchas cosas, o vamos a tirar la casa por la ventana,…nada más lejos de la realidad. Serán espectaculares porque tenemos muchas ganas de poder honrar a nuestra titular. Desde el primer día de octubre, los más pequeños de la casa, adornaron el colegio para recordarnos que llegaban las fiestas. Los alumnos de “La Encarnación” y de las “Salesianas” fueron testigos del gran trabajo que han realizado nuestros chavales junto con sus profesores. Agradecer públicamente a estos últimos por las ganas i la ilusión que han puesto en la preparación de todos los murales, dibujos, etc…

Precisamente, sus dibujos, nos dan la bienvenida a la parroquia desde el pasado viernes 6 de octubre. Ellos han puesto su granito de arena para que la parroquia esté bien guapa. Estoy más que seguro que el domingo, cuando la imagen de nuestra titular pase por el lado, sonreirá al ver los regalos que los niños y niños del colegio de Nuestra Señora de Fátima le han dejado en forma de dibujo o carteles.

Los niños son protagonistas también de la pequeña exposición que hemos montado en la capilla de nuestra parroquia. 63 años de historia resumida en las fotos de “Els pastorets” y de los festeros o clavarios que en su tiempo hubieron alrededor de la fiesta de Nuestra Señora de Fátima. Fotos, vestidos de pastorcitos y libros de fiestas que nos han cedido feligreses de nuestra parroquia y que cada día va creciendo. También aquí quiero agradecer a Pedro, mi sacristán, que ha aguantado el tener que montar la exposición conmigo poniendo los armarios de la parroquia patas arriba buscando manteles y recuerdos para poner en la exposición.

Todo esto ha hecho que se cree una gran expectativa en torno a la fiesta de este domingo 15 de octubre en el que conmemoraremos la última aparición de la Virgen de Fátima y, también, el cincuentenario de la Coronación de nuestra imagen. A este propósito, en la exposición podréis ver un libro de efemérides que escribió el mismo Don Francisco Ferri y Puerto sobre los inicios de la parroquia y, en particular, sobre la celebración de dicha coronación. También podréis ver un pequeño video del día de la coronación por gentileza de Doña María Fos a quien le estoy muy agradecido por ese tesoro que nos ha prestado.

Tal es la expectativa que los parroquianos no han dudado en echarme un cable en lo último que les he pedido. Resulta que el domingo no tendremos quien nos corte el tráfico para que la imagen de nuestra titular pueda salir y visitar a todos los vecinos del barrio. Se ve que esta porción del Pueblo de Dios de Sueca no es tan importante para ser acompañada y cuidada…como tampoco lo fue el 12 de marzo cuando nuestra imagen fue en romería hasta el Asilo para visitar a todos los ancianos que las Hermanitas cuidan con tanta devoción. Menos mal que las calles ya estaban cortadas por las fallas y no tuvimos demasiado problemas.

En vez de disfrutar de la procesión y poder acompañar con devoción a la Virgen de Fátima, se endosarán chalecos reflectantes para, siempre que los conductores los respeten, puedan parar y guiar el tráfico y que la procesión pueda transcurrir con normalidad. Le pido a la Virgen que la parroquia y la “Real Asociación de la Virgen de Sales” no tenga el mismo problema que nosotros el septiembre del año que viene…ni yo tampoco en mayo ni en octubre del 2018…

Pero el manto de la Virgen nos cobija y nada nos hará perder ni la paz ni la calma de este gran fin de semana que nos espera. La Virgen nos lo da todo y queremos compartirlo con todo el pueblo de Sueca. Os esperamos el domingo a las 18:00 horas en nuestra parroquia para, todos juntos, gritar bien fuerte: VIXCA LA MARE DE DÉU DE FÀTIMA!!!

Vuestro párroco

viernes, 6 de octubre de 2017

LIBERTAD
La verdad es que no entiendo nada de lo que está pasando estos días en las tierras vecinas del norte de Valencia. Tampoco entiendo qué está pasando en el resto de España. Y que conste, antes de nada, que esto que digo no va a favor de nadie, simplemente es una reflexión.

Al final va a tener razón un conocido humorista, Berto Romero, que intentando dialogar con sus hijos para mediar en un conflicto familiar, acababa su monólogo diciendo que se le caía la cara de vergüenza al saber que lo que enseña a sus hijos en casa no sirve para la calle.

Porque los que nos decimos mayores, los que decimos que podemos enseñar a nuestros jóvenes a cómo comportarse, los que intentamos educar a una generación futura que tendrá que llevar las riendas del mundo, los que intentamos hacer de nuestros chavales seres libres,…nos estamos comportando como animales.

¿Cómo puedo hablar a un chaval sobre el diálogo y la comprensión en clase si lo que está viendo por la televisión es todo lo contrario? Muy difícil, la verdad. Pero no pierdo la esperanza.

Las mentiras, los engaños que estamos escuchando estos días, no hacen más que cargarse esa palabra que todos tienen en la boca actualmente pero que nadie está dispuesto a vivir según las exigencias que comporta el hecho sólo de nombrarla.

La libertad está siendo salvajemente violada, forzada,…por la sinrazón, por las ansias de poder, por los gobiernos que sólo piensan en sí mismos, por los que no aceptan que el otro pueda tener otras ideas diferentes, por la ira, por la falta de diálogo, por no querer ceder, por el no querer convivir,…y así podríamos estar llenando hojas y hojas.

Dicen que quien habla a gritos es porque no tiene nada que decir y desgraciadamente TODOS estamos hablando a gritos. Lo único que vamos a conseguir es quedarnos afónicos y sin fuerzas hasta llegar al punto, como siempre pasa, de que nos de todo igual.
Sólo nos queda esperar a que todo se arregle de la mejor manera posible. Mientras tanto, la libertad, como dice la canción: “Y arrastrarás las cadenas. Y las leyes sus amigas. Palabras, silencio, miradas. Y tú seguirás olvidada. Y cada vez, cada vez, más pequeñita...”.

Vuestro párroco

viernes, 29 de septiembre de 2017

Historia viva

¡Qué rápido pasa el tiempo! Este lunes haré ya un año que estoy en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima y parece que fue ayer cuando, con muchos nervios, era presentado como párroco de esta humilde y sencilla comunidad parroquial de nuestro pueblo.

Un año que ha pasado rápido, sí, pero en el que me ha dado tiempo a darme cuenta de la realidad que me rodea, las necesidades de la parroquia, gente increíble y que se ha hecho necesaria en mi vida y… ¡lo difícil que es escribir todas las semanas una carta! Un año en el que he intentado sentirme libre a la hora de actuar tanto dentro (mis parroquianos me lo han puesto muy fácil) como fuera de los muros de la parroquia. Eso ha dado pie a que la “sin hueso” no dejara de nombrarme…“Veges tu, el de la coleteta…”. Je, je, je…reconozco que me hace gracia. A propósito de esto, un aviso a todas esas personas que se acuerdan de mí: seguiré siendo libre, os guste o no, y, por lo tanto, feliz hasta la médula.

Tan feliz como me encontré el pasado día 26 de septiembre. Habréis visto en las hojas del Semanario un aviso en el que se llamaban a todos los que habían sido “Pastorets” de la Virgen de Fátima para un pequeño encuentro. Mi sorpresa y mi alegría fue encontrarme con más de 50 personas delante. Historia viva de nuestra parroquia.

El encuentro fue breve, un primer contacto, vernos las caras y poder verse en las fotos que tenemos en la parroquia con unos cuantos años menos. El próximo viernes 6 de octubre hemos quedado para una cena de sobaquillo en la que podremos estrechar un poco más los lazos de unión, recordar anécdotas del año de su “reinado” y ver cómo ha evolucionado la fiesta en honor a la Virgen de Fátima.

Un encuentro que sirvió como pistoletazo de salida de los diferentes actos que desde la parroquia y el colegio estamos preparando para culminar este centenario de las Apariciones de la Virgen de Fátima. Como por ejemplo una exposición que inauguraremos el mismo día 6 todos los antiguos “pastorets” y que podréis visitar durante todo el mes de octubre. O la visita de los colegios para hacer una visita la imagen de Nuestra Titular, etc… La semana que viene tendréis más información, estad atentos.

En la parroquia os recibiremos con los brazos abiertos esperando poder celebrar con vosotros el final del Centenario de las Apariciones con gran fiesta y alegría.

Vuestro párroco