viernes, 6 de octubre de 2017

LIBERTAD
La verdad es que no entiendo nada de lo que está pasando estos días en las tierras vecinas del norte de Valencia. Tampoco entiendo qué está pasando en el resto de España. Y que conste, antes de nada, que esto que digo no va a favor de nadie, simplemente es una reflexión.

Al final va a tener razón un conocido humorista, Berto Romero, que intentando dialogar con sus hijos para mediar en un conflicto familiar, acababa su monólogo diciendo que se le caía la cara de vergüenza al saber que lo que enseña a sus hijos en casa no sirve para la calle.

Porque los que nos decimos mayores, los que decimos que podemos enseñar a nuestros jóvenes a cómo comportarse, los que intentamos educar a una generación futura que tendrá que llevar las riendas del mundo, los que intentamos hacer de nuestros chavales seres libres,…nos estamos comportando como animales.

¿Cómo puedo hablar a un chaval sobre el diálogo y la comprensión en clase si lo que está viendo por la televisión es todo lo contrario? Muy difícil, la verdad. Pero no pierdo la esperanza.

Las mentiras, los engaños que estamos escuchando estos días, no hacen más que cargarse esa palabra que todos tienen en la boca actualmente pero que nadie está dispuesto a vivir según las exigencias que comporta el hecho sólo de nombrarla.

La libertad está siendo salvajemente violada, forzada,…por la sinrazón, por las ansias de poder, por los gobiernos que sólo piensan en sí mismos, por los que no aceptan que el otro pueda tener otras ideas diferentes, por la ira, por la falta de diálogo, por no querer ceder, por el no querer convivir,…y así podríamos estar llenando hojas y hojas.

Dicen que quien habla a gritos es porque no tiene nada que decir y desgraciadamente TODOS estamos hablando a gritos. Lo único que vamos a conseguir es quedarnos afónicos y sin fuerzas hasta llegar al punto, como siempre pasa, de que nos de todo igual.
Sólo nos queda esperar a que todo se arregle de la mejor manera posible. Mientras tanto, la libertad, como dice la canción: “Y arrastrarás las cadenas. Y las leyes sus amigas. Palabras, silencio, miradas. Y tú seguirás olvidada. Y cada vez, cada vez, más pequeñita...”.

Vuestro párroco

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