viernes, 1 de diciembre de 2017

VELAD
Parece que era ayer cuando celebrábamos las fiestas en honor a Nuestra Patrona la Virgen de Sales o las de Nuestra Señora de Fátima y ya estamos al inicio del Adviento. ¡Hay que ver cómo pasa el tiempo!

Esto nos avisa de que no podemos dormirnos en los laureles. Que el tiempo apremia y hay que tomarse la vida en serio. No habrá una segunda oportunidad, no volveremos a nacer (a no ser que sea para la Vida Eterna). Por eso hay que VIVIR nuestra vida al máximo intentando sacar lo mejor posible de cada día que pasamos.

A eso nos exhorta esta primera semana de Adviento que vamos a comenzar: a estar en vela, a no dormirnos, a mantener viva la esperanza. Ese podía ser el resumen de lo que deberíamos vivir durante estas cuatro semanas que tenemos por delante.

Estemos, pues, vigilantes a lo que semana tras semana vamos a ir descubriendo en las lecturas de la Eucaristía dominical; en ellas encontraremos las claves para vivir la próxima Navidad no esperando un regalo envuelto en papel de colores sino esperando el regalo que viene envuelto en pañales.

 “Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él.” Con estas palabras del profeta Isaías iniciaremos nuestra búsqueda personal de Dios intentando no quedar aletargados entre anuncios, comilonas, perfumes de colonia, etc…que inundarán nuestras vidas durante las próximas semanas. Si bien todo es necesario no se nos puede ir la vida en ello.

A lo que si que deberíamos darle importancia es a esta exclamación del profeta. Aunque nos sepamos la historia al dedillo y pensemos que es una Adviento más como siempre, nuestra fe debería darnos ese punto de sorpresa y emoción ante las casi cercanas fiestas de Navidad. El derroche de amor con el que Dios va a inundar nuestras vidas con el nacimiento de su Hijo no es cualquier cosa; por eso, debemos prepararnos.

Encenderemos este fin de semana la vela verde, la de la esperanza. Que sea esa luz la que ilumine el principio de nuestro Adviento personal. Que podamos caminarlo con alegría y con espera gozosa de abrir el gran regalo que Dios nos tiene preparado: nuestra Salvación.

Vuestro párroco

No hay comentarios:

Publicar un comentario