Rompiendo barreras
El principio de año nos
sorprendió con unas cuantas obras por todo el pueblo. Aunque mientras se
realizan son molestas por el polvo que ocasionan, subir y bajar de las aceras
cuando vas caminando o el tiempo que se pierde a la hora de aparcar, los
resultados suelen hacernos olvidar esas molestias.
Delante de la parroquia de
Fátima una gran rampa salva el desnivel que había y que obligaba a las personas
en silla de ruedas o a los carritos de bebé que venían al colegio o a la
parroquia, a pasar por la carretera con el consecuente peligro que eso
acarreaba. No sólo eso, sino que también se ha rebajado la acera en los pasos
de cebra para poder pasar con más facilidad.
Obras que se agradecen mucho
porque facilita el acceso a esta zona, casi olvidada, de nuestro pueblo y,
hasta hace unas semanas, poco accesible. A quien corresponda: ¡Enhorabuena!
Como veis las obras pueden romper algunas
barreras y pueden facilitarnos la vida en muchos aspectos. Nuestras propias
obras, si las realizamos desde el prisma del amor, como nos enseña Cristo
domingo tras domingo en el Evangelio que podemos meditar en la Eucaristía,
también pueden romper las barreras que nos pueden separar de los demás.
Lo que hagamos con amor estoy
seguro que nos acercarán más a los demás y nos facilitarán, no sólo el
encuentro con las otras personas sino con el Señor.
Una barrera que estoy viendo y
viviendo en mis propias carnes y que parece que está cayendo poco a poco es la
que se creó cuando me hice cargo de la parroquia de Nuestra Patrona, la Virgen
de Sales. Muchas dudas, críticas (que ya parecen que van disminuyendo), miedos
y recelos se levantaron al principio de este gran cambio. Sin embargo, poco a
poco, y con el impresionante esfuerzo de ambas comunidades cristianas (Fátima y
Sales), creo que estamos dando ejemplo de que podemos vencer las dificultades,
romper barreras y continuar caminando.
Doy gracias a Dios por la
ayuda y comprensión que estoy teniendo en ambas comunidades cristianas. Aunque
todavía nos queda mucho por recorrer. Estoy seguro que con la ayuda del Señor
seremos capaces de llevarlo adelante con la alegría que debe caracterizar
nuestra fe cristiana.
Jesús, este fin de semana, nos
enseña a romper barreras y acercarnos sin miedo a los demás con la fe y la
verdad por delante. Pidámosle que seamos también nosotros capaces, no sólo de
romper, sino de crear puentes que nos faciliten el encuentro.
Vuestro párroco