lunes, 9 de abril de 2018


Pretexto o motivo
No es nuevo el hecho de que esto de ser cristiano no es nada popular. Sólo hay que ver el caso que nos han hecho, durante la Semana Santa, los medios de comunicación (más allá de las procesiones y las películas típicas de estos días) o nuestros dirigentes que ni siquiera han podido felicitar con un “tuit” o un mensaje corto en alguna red social a una mayoría cristiana bastante amplia en nuestra sociedad española. No lo digo porque necesito de su aprobación, pero sí que necesito que se me tengan en cuenta dentro de la sociedad.

Los motivos de todo este desprecio pueden ser muchos. De primeras se me ocurren dos: que el mundo está demasiado ocupado en mirarse el ombligo o porque los que nos decimos ser cristianos no vivimos como si lo fuéramos.

Observando estos días por la televisión el movimiento masivo del personal por toda la geografía española (y de más allá) celebrando la Semana Santa, la cantidad ingente de personas mirando las procesiones en ciertos lugares de nuestro país y las playas y hoteles repletos de gente durante estas semanas, me viene una pregunta: ¿Qué es Cristo para el mundo, un pretexto o un motivo?

Tal vez así, a bote pronto, la pregunta no se entienda pero, quizá, con otra pregunta sí. De todas las personas que han participado, activa o pasivamente, estos días de las fiestas más importantes para el cristianismo o han marchado de vacaciones porque era Pascua, ¿cuántos verdaderamente viven su fe?

Desgraciadamente, creo que se ha convertido la Semana Santa en un pretexto para salir de viaje y no en un motivo de celebración cristiana. Lo mismo ocurre con la Pascua; sobre todo aquí en Valencia donde las vacaciones se pueden alargar hasta la solemnidad de San Vicente.

Se aboga por una sociedad laica, donde la religión no es que no pueda mandar (que no lo hace) sino que no haya ni rastro de ella. Ateísmo rancio que me decía una persona estos días en una conversación en la parroquia. Sin embargo, nos aprovechamos de nuestra inevitable identidad cristiana cuando nos conviene sin siquiera fijarse un poco en lo que se celebra en todo el mundo.

Posiblemente todo esto sea una pataleta pero me niego a pensarlo. Necesitamos ser creíbles en nuestra fe, no sólo con la palabra sino con las obras que las pueda acompañar. Puede que no nos tomen más enserio pero dejarán de tener motivos para no hacerlo. Que el Señor, en su inmensa Misericordia, nos ayude durante esta Pascua.

Vuestro párroco

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