viernes, 27 de julio de 2018


Hasta luego…
Llegó el artículo número 48 de este año. Ese era el número que marcaba el final de este curso en el semanario. En este número nos despedimos hasta septiembre con la sensación de haber hecho lo mejor que hemos podido…y parece que no ha salido mal.
Gente nueva que recoge el testigo de los que crearon y llevaron adelante este proyecto, colaboradores que están ya gozando del abrazo eterno del Padre, ponernos al día con el tema del IVA, nuevos acuerdos que impulsan esta publicación,…muchas cosas han ocurrido durante este curso.
Ahora toca descansar y pensar en el curso que viene: ¿En qué podemos innovar? ¿Qué podemos mantener y qué tenemos que cambiar?... Son sólo unas cuestiones que intentaremos dar respuesta por el bien de todos los que, leyendo el Semanari, hacéis que esto vaya adelante.
Por mi parte, ya os lo decía estos últimos artículos, el parón es necesario. Necesito oxigenar la cabeza para que vengan nuevas ideas para los artículos del curso que viene…que esto de escribir todas las semanas no es tan fácil como parece.
En lo personal también necesito parar. El cansancio hace mella y lo noto no sólo física sino también psicológicamente. Quizá, los que están más en contacto conmigo lo habrán notado: estoy más serio, más callado, gestos que no había hecho en mi vida,…por todo ello pido disculpas…mil disculpas y que no se me tenga en cuenta.
Pero bien, mi último artículo no lo quiero acabar así. Os voy a proponer un ejercicio para este verano. No sé desde donde estaréis leyendo esto; si desde casa, desde la playa o desde el ordenador…da lo mismo. Si estas en la playa, levanta la vista y mira el horizonte “donde el cielo se une con el mar” como cantaría Nino Bravo, si estas en casa o en el ordenador, asómate a la ventana y mira el cielo. Cuando ya lo estés haciendo intenta recordar a toda la gente que aprecias y, cuando ya los tengas a todos añade a las cinco comunidades cristianas de Sueca y a sus cuatro párrocos: Don Diego, Don Paco, Don Enrique y un servidor. En ese momento que estemos juntos en tu memoria rezas un Padre nuestro…de esta forma, aunque cada uno de nosotros estemos en lugares diferentes y no nos veamos tanto, al menos, por un momento, estaremos juntos en el Señor.
¡FELIZ VERANO!
Pd: Repetir este ejercicio tantas veces como se desee….¡gracias por adelantado!

Vuestro párroco

viernes, 20 de julio de 2018


Descansar
El otro día puede estar un rato sentado frente al mar. Digo pude, porque está siendo un mes de julio bastante más movido del que me imaginaba y, aunque estoy contento por todo lo que estamos consiguiendo y avanzando, ya se nota que el cuerpo y la cabeza empiezan a pedir un pequeño parón…pronto les haré caso.

Sentado en buena compañía pero en silencio, observando el mar, escuchando las olas y el corretear de los últimos niños que apuraban las horas de sol y de arena. Descansando el cuerpo y clarificando ideas. Disfrutando de la belleza del mundo que Dios nos ha regalado.

Gozaba del silencio que llena Dios con su presencia y que, a ritmo del ir y venir del agua, parecía ir acariciando mi corazón y calmándolo poco a poco. No fue mucho rato lo que pude estar allí pero lo suficiente como para poder coger carrerilla y apurar las dos últimas semanas de julio.

El ritmo que llevamos de vida ha convertido el descanso en casi un lujo que no todos pueden tener. Pero es necesario. Tanto que hasta en el Evangelio de esta semana el Señor nos invita a ello.

Los apóstoles habían vuelto de anunciar, de dos en dos y enviados por Jesús, la buena noticia del Evangelio. La gente los perseguía porque querían ver al Maestro a todas horas. Pero Cristo decidió apartarse un rato y estar con sus amigos a solas. Descansando en la compañía, tal vez también en silencio o contándose todas las experiencias que habían tenido durante el tiempo de predicación. Lo importante es que pararon un poco y, nunca mejor dicho, los apóstoles descansaron en Cristo y con Él.

A eso se nos invita esta semana, a que en el tiempo en que podamos descansar el cuerpo y la mente lo hagamos junto con Él. Que el tiempo de vacaciones también haya lugar para ese rato de oración, de silencio y de sentirnos acompañados por Dios. Que, como los apóstoles, también sintamos la necesidad de descansar en Él.

Vuestro párroco

lunes, 16 de julio de 2018


La era de Acuario
En 1979 se estrenaba un musical llamado “Hair”. En realidad, se estrenó la película ya que la obra de teatro se estrenaba unos cuantos años antes, en 1967. Polémico y transgresor para la época hablaba (o cantaba en este caso) con total libertad de las drogas, del sexo, del ejército,… haciendo una fuerte e irónica crítica de la sociedad de entonces.

La película, de clara estética Hippie, comienza con la conocida canción Aquarius donde, una mujer de color, canta cual sacerdotisa de la Nueva Era sobre un mundo futuro idealizado: la armonía, la libertad, la paz, la confianza, la liberación de la mente,… principios claros que postulaba este movimiento que surgió en Estados Unidos durante la Guerra del Vietnam. La canción decía lo siguiente:

Abundarán la armonía y la comprensión,
la simpatía y la confianza,
no habrá más engaños ni más burlas:
una vida dorada, sueños de visiones,
una revelación mística cristalina,
y la auténtica liberación de la mente.



Cuando la sociedad quiere explotar algo y darle mucho “bombo” sabe como hacerlo. Ese fue el caso del famoso barco “Aquarius” que atracó hace unas pocas semanas en aguas valencianas. No era el único barco que flotaba por las aguas, no han dejado de haber otros “aquarius”, y, estoy seguro, que hay una manta de “aquarius” forrando el fondo del mar…y no nos hemos enterado. Sin embargo, podríamos decir, que este tuvo suerte y saltó a la fama.

Personalmente, me pareció genial todo lo que hicimos para traerlos aquí. Creo que si yo tuviese que irme de mi país corriendo como les pasó a los pasajeros de este barco también me gustaría que me acogiesen en cualquier país con los brazos abiertos como hicimos nosotros.

Durante dos semanas no se hablaba de otra cosa. La llegada del barco se retransmitía casi como un partido de fútbol. El caos político que vivíamos parecía difuminarse un poco con esta noticia. A veces pienso que los que salieron beneficiados no fueron sólo los pasajeros del barco…ahí lo dejo.

Les abrimos una puerta para que pudieran escapar. Sin embargo, detrás de la puerta aunque debería haber un pasillo por donde poder caminar, desgraciadamente, cuando la abrieron se encontraron con un muro que no les dejaba pasar.

La voluntad fue grande pero sólo fue un parche. Ahora nos toca a nosotros, desde los pisos de acogida que tiene Caritas Diocesana, acoger de nuevo a los que han ido de aquí para allá, como si aún estuviesen en el barco a merced de las corrientes caprichosas.

¿Nos quejamos al gobierno? ¿Se lo echamos en cara? NO. Lo hacemos porque es nuestra labor, mejor dicho, nuestro signo como cristianos. No somos hippies pero si tenemos algo en común. Buscamos una sociedad nueva basada en el amor tal y como nos lo mostró Cristo. ¿Tenemos que hacer propaganda? NO…simplemente viviremos y actuaremos conforme creemos.

Vuestro párroco

martes, 3 de julio de 2018


De llaves y espadas
Me hace gracia el momento de cerrar la parroquia de Sales. A una puerta grande le corresponde una llave grande, de hierro, de las de antes, que pesa un quintal…y de las que no se pierden ni te las dejas olvidadas en el bolsillo. Más gracia todavía me hace cuando cerramos la parroquia de Fátima. Quien lleva las llaves es Pedro…sin el “san” delante pues, como todos los cristianos, estamos en camino hacia la santidad.

Total que, como os podéis imaginar, todos los días me voy con una sonrisa de ambas parroquias al cerrar, no porque se acaba la jornada (que también) sino por lo antes comentado.

Una cosa tan tonta como las llaves me hace recordar a uno de los santos que celebramos este fin de semana. Si bien es cierto que la celebración de San Pedro y San Pablo es el día 29 de junio, la Iglesia pasa esta celebración al fin de semana con la colecta conocida como el “Óbolo de San Pedro”, cuya recaudación irá destinada a las necesidades que el Santo Padre, el Papa Francisco, considere oportunas en su labor.

Más allá de lo económico, la celebración que nos ocupa este domingo es la de los grandes pilares de la Iglesia. Pedro, pescador que negó tres veces a Jesús durante la Pasión pero que al recibir el perdón de Cristo (Pedro, ¿Me amas más que estos?), no pudo más que entregar su vida por el Evangelio. Pablo, en cambio, de perseguidor de los cristianos pasándolos por la espada, se convirtió al cristianismo hasta tal punto que, las cartas que dirigió a sus comunidades, ocupan gran parte del Nuevo Testamento. Por cierto, acabó derramando su sangre por Cristo, siendo degollado…por una espada.

A Pedro se le representa con las llaves en la mano (Te daré las llaves del reino) y a San Pablo con una espada recordando la muerte con la que dio gloria a Dios. Uno fue el primer Papa de la historia de la Iglesia y el otro el gran Evangelizador de los gentiles.

Ambos con una historia parecida: los dos negaron a Cristo en algún momento de su vida pero al verse rodeados por su misericordia y perdón no pudieron más que seguirle hasta las últimas consecuencias.

Tal vez esta sea una de las enseñanzas que podemos sacar de este fin de semana. A pesar de nuestras infidelidades el Señor siempre está dispuesto a perdonarnos como si nada hubiese pasado. Eso es lo que les pasó a San Pedro y a San Pablo y por eso los recordamos. Si fuéramos capaces de entenderlo también nosotros de verdad…más aun, de vivirlo de verdad y a empezar a anunciar el Evangelio como ellos, otro gallo cantaría...pero no tres veces.

Vuestro párroco