Otras realidades
Que la gente está dejando de
creer es una realidad. No es una novedad que digamos. Muchos de nosotros lo
hemos comprobado en los círculos en los que nos movemos: familia, amistades,
vecinos,… muchos de ellos no comparten la fe que profesamos. Y ya no hablo de
ir a Misa.
Hay que ser sinceros, mucha de
la culpa de esa increencia la hemos tenido los mismos cristianos. Más aun, los
mismos sacerdotes. No porque uno sea más permisivo que otro (¿¡CÓMO!?) o que uno me exija más y el otro nada (¿¡QUÉ
ME DICES!?) o que uno nombre más a los difuntos que otro (¡¡VENGA, VA!!)…esto
que acabo de decir sólo lo pueden decir quienes hacen uso de las parroquias pero no
viven en ellas su fe.
En realidad las causas que
hemos podido provocar han surgido a raíz del abuso de poder, de la falta de
acogida, del fijarse más en las realidades materiales que en las espirituales,
y un largo etcétera pasando por todos los casos de pedofilia, corrupción y más
atrocidades que han debilitado la fe de muchos fieles (incluso de un servidor
que escribe) a pesar de saber que lo importante en la Iglesia es el Señor y no
quien esté al frente de ella. Pero el ser humano es débil y la desbandada
generacional que sufrimos en las parroquias la veo lógica y, hasta cierto punto,
casi necesaria.
Esto último puede parecer
extraño pero creo firmemente que una “limpieza y purificación” no nos viene
nada mal y, el hecho de rompernos las sienes para ver de qué forma podemos
mostrar el mensaje de Cristo de forma pura y cristalina, está haciendo que nos
meneemos más, tanto los sacerdotes como los laicos, buscando formas atractivas
y directas para tal cometido. ¡Estamos en ello!
Todo este preámbulo viene a
raíz de lo que hemos estado celebrando esta semana. Desde el balcón de mi casa
o mientras paseaba al guardián peludo de mi hogar no he dejado de ver pasar
gente con ramos en las manos dirigiéndose hacia el cementerio.
Me preguntaba si toda la gente
que veía llenaría nuestras parroquias o si sólo lo hacían por tradición. Pero
he llegado a la conclusión de que, en el interior de todos (vayan a Misa o no),
está la esperanza en que las personas que recordamos en el cementerio sobretodo
estos días, viven. Nosotros lo llamaremos cielo y otros pueden pensar en misticismos
u otras realidades. Sin embargo, el denominador común es que están vivas.
Por lo tanto, no creo que la
gente haya dejado de creer pero sí que hemos dado motivos para dejar de
hacerlo; así, que he pedido la intercesión de Todos los Santos para que podamos
volver a abrir el corazón de todas las personas a la esperanza de la
resurrección…volver a creer. Y os digo yo que es posible pues, si no creemos
que en el corazón de todas las personas que dicen no creer hay una pequeña
semilla divina ¿Por qué narices van a llevar flores a algo que (según ellos) ya
no existe? Ahí lo dejo…
Vuestro párroco
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