viernes, 30 de noviembre de 2018


Promesas
De pequeño me sorprendía ver a personas que iban descalzas, cirio en mano, en la procesión del Cristo de mi pueblo o por la televisión durante las procesiones de Semana Santa. Recuerdo que, al preguntarle el por qué a mis padres, ellos me dijeron que eran personas que habían hecho una promesa.

Poco a poco, esas imágenes de “devoción popular”, van desapareciendo de las procesiones bien por la creciente increencia en nuestra sociedad, porque convertimos las procesiones en un “acto cultural” más o porque cada vez se nos hace más complicado eso de cumplir promesas.

Esto de las nuevas tecnologías nos ha permitido a las generaciones más jóvenes (y algún que otro avispao de cierta edad) comunicarnos con cualquier lugar del mundo, enterarnos de las noticias casi antes de que ocurran y vomitar nuestra verborrea mental a diestro y siniestro amparados en el anonimato virtual.

Las personas cada vez damos más opinión de todo (que está genial) incluso de lo que no tenemos ni idea (que ya no me parece tan bien). A las noticias que se pueden leer por internet le siguen miles de comentarios de todo tipo: a favor o en contra, respetuosos u ofensivos, delicados o soeces… de todo lo que queráis. Hablamos, hablamos y hablamos de cosas que no nos atreveríamos a decir en voz alta o delante de nadie aunque, al menos por la expresión escrita, podamos parecer muy brabucones.

Creo que estamos perdiendo el poder que tiene la palabra para crear y la estamos utilizando como un arma más de destrucción masiva. El lenguaje, que sirve para unir y comunicarnos, cada vez nos está separando más. Además, la palabra cada vez más está perdiendo su valor ya que, de la noche, a la mañana se cambia de opinión como nos cambiamos de calcetines. A veces no nos comprometemos ni siquiera con las palabras que decimos.

Con este panorama ¿Quién es capaz de mantener una promesa? ¿Cuántos de nosotros hemos prometido algo que no hemos podido cumplir? ¿Cuántas palabras que hayamos podido decir se las ha llevado el viento?

Empezamos el Adviento esta semana y lo primero que nos viene es el anuncio de la gran promesa: la venida del Salvador. Esa sabemos que sí que se cumplió y que se sigue cumpliendo día tras día porque Dios sí que es fiel a su Palabra…a su promesa.

Yo no puedo tampoco prometer mucho pero, al estilo de los profetas que anunciaban al pueblo de Israel la venida del Mesías, sí que os puedo gritar con voz potente una promesa que se va a cumplir: Levantaos, alzad la cabeza…¡se acerca nuestra liberación!

Vuestro párroco

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