De buenos olores
Durante estas semanas hay algo
que me ronda la cabeza y no le encuentro explicación. Algo que, por mucho que
observe, no entiendo su significado. Creo que es uno de los grandes misterios
de la humanidad y que, por mucha reflexión que se haga sobre ello, nadie
encontrará la respuesta: el significado de los anuncios de perfume.
En serio, no he visto cosa más
insulsa, sin sentido y ajena a toda realidad como los anuncios que abarrotan la
parrilla de la caja tonta a todas horas. Si este año alguien me regala colonia
pensaré que me está diciendo que puedo bañarme en cueros en una piscina dorada,
o tirarme de un acantilado al mar o hacer un agujero en medio del desierto
mientras hablo francés. Porque eso sí, entender qué significan esos anuncios no
sé si lo llegaré a hacer pero aprender una perfecta y exageradamente sensual
pronunciación del idioma del país vecino…¡vaya que sí!
Me imagino la carta a Sus
Majestades de Oriente pidiendo colonia. Queridos
Reyes Magos: este año os pido un bidón de colonia para que al ponérmela mi
rostro sea totalmente inexpresivo como el de los actores que lo anuncian y su
olor sea tan fuerte que piense que estoy en una fiesta VIP continua que no me
permita darme cuenta de lo que ocurre a mi alrededor. Con eso seré feliz.
No me imagino al Rey Mago que
le entregaría la mirra a María en el pesebre diciendo: “Le nouveau parfum du Fils de Dieu. De Cacharel” (El nuevo perfume
del Hijo de Dios. De Cacharel)
Supongo que notaréis cierto
grado de ironía en todo esto. Desde luego que no estoy en contra de que se
regale perfumes. En mi caso, llevo mucho tiempo sin comprar gracias a los
regalos que he recibido y que estoy muy agradecido. Sin embargo, esto de las
colonias me ha dado la idea para algo que todo el mundo podríamos pedir para
reyes este año. Tiene que ver con el buen olor como la mirra o el incienso pero
es algo más interior.
Hace poco tuve la suerte de
realizar un bautizo. Y digo suerte porque he realizado bien poquitos este año
entre las dos parroquias. En fin, en el momento de poner el Crisma sobre la
cabeza de la criatura, me gusta explicar que el olor tan bueno que tiene este
aceite consagrado, nos recuerda el buen olor de las obras de Jesús. Las obras
del cristiano deberían rezumar este buen olor.
Bueno, pues este año, nuestra
carta a Sus Majestades podría ser así: Queridos
Reyes Magos: Este año no he sido tan bueno como me hubiera gustado. Tengo que
mejorar mucho. Por eso os pido que me regaléis colonia que haga buena olor. No
quiero algo que enmascare mi propio olor sino que pueda sacar de mi corazón el
buen olor que acompañaban a las obras que hacía Jesús. Solo así y únicamente
así…seré feliz.
Vuestro párroco
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