jueves, 26 de septiembre de 2019


Teatro
Desde bien jovencito mis padres me han llevado al teatro. Muchas son las obras que he tenido la suerte de disfrutar. Desde la extensa Rey Lear de William Shakespeare, pasando por el musical de Los Miserables, la Corte del Faraón o el Tricicle… de todo vamos.

Estos días que las calles de nuestro pueblo se llena de cultura con el MIM, he estado recordando y dando gracias por las veces que he podido sentarme en el patio de butacas para dejarme llevar por las historias y emociones que salen de los actores.

Todo esto sumado a que dentro de poco más de un mes vamos a tener que elegir de nuevo a los actores que protagonizarán el nuevo show de la política, ha despertado, una vez más, las ganas de poder disfrutar de alguna de las propuestas que la “mostra internacional de mim” nos propone.

Había un grupo cristiano llamado Jhaire que cantaba una canción que decía: “Démosle la vuelta a todo. Hagamos del Evangelio teatro. Donde los principales actores seamos todos nosotros”.

A diferencia de los actores que representan su papel y, una vez salen de las tablas, vuelven a la vida normal, a nosotros se nos propone, no desempeñar un papel, sino vivir según las órdenes de ese gran director que es Jesús.

El marco de esta historia no es un mundo ficticio, no aparecerán situaciones absurdas, ni diremos frases rebuscadas y medidas para que quede bien la obra. El marco será nuestra propia vida y dependerá de nosotros el papel que queremos desempeñar. También dependerá si hacemos caso o no a las directrices que el director nos pueda marcar para que nos salga mejor nuestra representación.

¡Ama! ¡Ama! ¡Ama! Imagino que grita Jesús a los actores desde las butacas para que la obra de nuestra vida funcione mejor. Sin embargo, a veces estamos tan convencidos de nuestra excelente interpretación que no prestamos la debida atención a la dirección.

Que cada encuentro que podamos tener con el Señor en la oración personal o en la Eucaristía podamos aprender de ese gran maestro que es Jesús para que nuestra interpretación sea siempre agradable a los ojos del director.

Vuestro párroco