Organizando
el curso
Con
la celebración en la que recordábamos a nuestros difuntos el lunes pasado
concluíamos la Novena dedicada a nuestra Patrona la Virgen de Sales. Las
fiestas en su honor ya han finalizado y toca volver a la normalidad y al
trabajo diario.
Los
sacerdotes hemos empezado a organizar la vida de las parroquias y, si no lo
hemos hecho ya, pronto empezaremos a reunirnos con los diferentes grupos que
conforman la vida parroquial: Caritas, catequesis, grupos de jóvenes, pastoral
del cole, colaboradores litúrgicos, ministros extraordinarios, limpieza,
sacristía, organización de cultos, grupos de oración, formaciones, charlas,… y
un, gracias a Dios, largo etcétera de actividades.
Es
ahora cuando nos podemos acercar a nuestra parroquia y ofrecer nuestras manos
para lo que sea. Cualquiera de las cosas que he dicho antes puede crecer y
organizarse mejor cuanta más gente haya…y la excusa de la falta de tiempo ya no
la podemos utilizar. En muchas ocasiones hemos utilizado ese “Es que no tengo tiempo” como un
eufemismo cuando lo que realmente queremos decir es “Mira, no me apetece comprometerme”.
Estas
semanas finales de septiembre están dedicadas a este menester: la organización.
Sin embargo, todo esto no se puede realizar sin una previa meditación y
reflexión: ¿Qué necesita la parroquia? ¿Qué cosas han funcionado el curso
pasado y cuáles no? ¿Podemos añadir otra actividad más? ¿Cuántas de esas
actividades las dedicamos para rezar?… Poner estas preguntas en manos de Dios
es sólo el inicio de una buena organización parroquial.
Ahora
bien, no sólo el sacerdote se hace estas preguntas. Todos los que ya forman
parte de los grupos parroquiales y toda la gente de la parroquia deberían
hacerse preguntas similares. Aunque la pregunta del millón es la siguiente: Señor, ¿Qué quieres de mi? De verdad, es
momento de hacer esa pregunta y que el fruto de la respuesta se note en nuestra
implicación a la parroquia.
Por
la parte que me toca sigo con las dos parroquias. Tal vez no sea del agrado de
todos esta situación, pero no podemos seguir con la rabieta. Nos toca actuar.
Este año estará todo mejor organizado y, espero, que no haya que ir
improvisando como hice el año pasado. Todos los grupos de las parroquias de
Sales y Fátima estarán bien atendidos y formados. Espero de su ayuda y
comprensión.
A
todos los demás sólo me queda daros ánimos para que os acerquéis a vuestros
párrocos y, con mucha humildad, les ofrezcáis vuestras manos para ponerlas, no
a su servicio, sino al de Dios y al de su Iglesia. ¡Qué el Señor nos ayude a
todos!
Vuestro párroco
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