Diálogo
- - Jesús.
- - ¿Si?
- - ¿Puedes acercarte? No
consigo verte.
- - Claro. – Respondió
Jesús mientras se levantaba del suelo. – Dime, padre.
- - Tiene gracia. Nunca he
sabido a quien te dirigías cuando decías padre, aunque yo siempre alzaba la
cabeza por si necesitabas de mí.
José, ayudado por su hijo
Jesús, se incorpora un poco de la cama para poder hablar mejor. Sus fuerzas
eran ya muy pocas y, tanto su esposa María como Jesús, hacían guardia cerca de
él para cubrir todas sus necesidades. Sin embargo, en ese momento se
encontraban los dos solos. María había salido a comprar alguna cosa que
mitigara el dolor de José que iba creciendo.
-
¿ -Te duele mucho, papá?
- - Hace rato que dejé de
sentir nada.
- -Llamaré a mamá. – Jesús
intentó levantarse pero la mano de su padre lo agarró con fuerza y le instó a
que se quedara a su lado.
- - No. Déjame estar un
rato a solas contigo. Últimamente, con tantas visitas no hemos tenido ocasión.
- - De acuerdo. – Respondió
Jesús mientras se volvía a sentar en el suelo. – Pero recuerda que debes
descansar.
- -No te preocupes.
Siempre que estoy contigo, desde que sólo eras un bebé, he descansado. Hasta
cuando no parabas de correr de un lado para otro. ¿Lo recuerdas? De pequeño
eras un trasto.
- - Si, papá. Pero siempre
os he obedecido.
- - Cierto, Jesús. pero
¿Por qué?
- - Porque vosotros me
habéis hecho como soy. Me enseñaste a trabajar la madera y a tratar con los
demás. Me enseñaste a rezar y a…
- -Bueno eso… -
interrumpió José. – Eso lo has hecho tú solo.
- - Tú fuiste quien me
enseñó a leer la Escritura. Lo demás,… ya lo sabes.
- - Sí, lo sé. Y por eso no
tengo miedo. Sé que no me queda mucho tiempo, lo noto, pero es estar contigo y
todo lo malo desaparece.
- - Pronto descansarás. –
Jesús cogió un paño para secar la frente de su padre. – Y no tardaré en volver
a verte. Pronto me reuniré contigo.
- - ¿He sido buen padre?
- - El mejor que el Señor
me pudo haber dado. – Jesús se incorporó y apoyó la cabeza de José sobre su
pecho mientras le besaba la frente. – Descansa en mi, padre.
- - Ya lo hago… - Y así,
sobre el pecho de Jesús, mientras María entraba por la puerta y se sentaba
también a su lado, José descansó en el eterno abrazo de su Hijo.
Vuestro párroco
No hay comentarios:
Publicar un comentario