DEMASIADOS ÁNGELES
Cuando celebramos cualquier
fiesta dedicada a un santo o a la Virgen, como es nuestro caso este fin de
semana en la parroquia de Fátima, no lo hacemos únicamente por el hecho de
celebrar una fiesta donde podemos demostrar la adoración, el amor y el cariño
que le podemos tener, por ejemplo, a la Virgen de Fátima. También lo hacemos
para presentarle nuestras vidas, nuestras inquietudes, nuestras peticiones,…
Cada persona que venga este
fin de semana por la parroquia vendrá cargada de peticiones que pedirle a la
Virgen con el fin de que sean escuchadas por esta “abogada nuestra” que
intercede por nosotros ante el Padre.
Personalmente, ofreceré esta
fiesta en primer lugar por la parroquia y por todos los que colaboran en ella,
por el colegio, sus alumnos, profesores y el personal no-docente (para que el
fantasma de la eliminación de conciertos pase de largo) y por todos nuestros
mayores y enfermos que son “la niña de sus ojos” de Nuestra Titular.
Pero no será la única petición
que rondará en mi corazón. Estos días era noticia otro caso en el que un padre
asesinaba a su hijo por el mero hecho de provocar el mayor sufrimiento posible
a la madre. Otro caso… No puedo imaginar que es lo que pasará por la cabeza de
estas personas que deciden acabar la vida de un indefenso para atormentar de
por vida a otra persona; con qué sangre fría pueden realizar estos asesinatos
hacia ¡sus propios hijos! Definitivamente hemos perdido el norte.
Demasiados ángeles prematuros
están habiendo últimamente y nosotros no podemos girar la cara hacia otro lado
(como lo hacemos ya por otros motivos). Tenemos que dar una respuesta ante este
tipo de actuaciones. Y esa respuesta la tenemos en Cristo.
Debemos volver a mostrar los
valores del Evangelio aunque no nos hagan caso. Palabras como tolerancia,
perdón, comprensión, diálogo,… están desapareciendo del vocabulario de nuestros
pueblos; y no hablo ya de las nuevas generaciones, sino de los que están ya
creciditos y son padres o madres y tienen que educar a sus hijos.
De nosotros depende que la
humanidad vuelva a ser, precisamente, humana. Que los santos pastorcitos
Francisco y Jacinta, que van a ser canonizados este sábado 13 de mayo por el
Papa Francisco en el Santuario de Fátima, interceda por todos los niños para
que podamos verlos de la misma forma que los miró la Virgen María en sus
apariciones.
Vuestro párroco.
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