viernes, 16 de junio de 2017

CONSAGRACIÓN
Silencio…Cristo viene y se hace presente. No es magia, no hay trucos. No es un teatro, no hay poses para una foto perfecta. Es un diálogo sin palabras. Sólo un cruce de miradas y una realidad: tú presente delante de nosotros.

Alzo las manos y la mirada al cielo y te pido que vengas. El mundo se paraliza durante unos segundos y sólo existe el silencio, la veneración y la expectación. La grandeza de Dios, el cielo entero, desciende al punto que coloco mis manos sobre el pan y el vino invocando el Espíritu que te hará realmente presente.

Con cuidado y respeto, las yemas de mis dedos rozan la patena donde se encuentra el pan y se van acercando hasta poder cogerlo y sostenerlos a pocos centímetros del altar. Me inclino y cierro los ojos…

Mis manos no notan ningún cambio pero mi corazón sabe que ya estás ahí. “Tomad y comed todos de él,…” comienzo a decir. Tus palabras vuelven a reproducirse otra vez y llenan la iglesia entera. “…Porque esto es mi cuerpo…”, inmerecidamente en mis manos, tu Jesús, te dejas sostener como te sostuvo María al pie de la cruz. “…que será entregado por vosotros” y vuelvo a abrir los ojos para poder contemplar tu presencia entre mis dedos.

Los dos nos incorporamos y te alzo mostrándote a todos los que están esperando verte, rodilla en tierra, porque ante este misterio no podemos más que encogernos y adorarte.

Son sólo unos pocos segundos. Me doy cuenta que estoy alzando al mismo Dios, que mis manos están tocando el cielo por unos instantes. Y nos miramos. Nos miras. Cada uno de los que estamos allí somos acariciados por tu presencia, por tu mirada, por tu misericordia.

Desciendo las manos para posarte sobre la patena como te posaron sobre la piedra del sepulcro a la espera de la resurrección; ahora a la espera de ser entregado a los que te seguimos para salvarnos en el momento de la comunión.

No es un privilegio, es una exigencia continua de mantener esas manos aptas para sostener el Cuerpo de Jesús. Que tengamos un corazón dispuesto para verlo este fin de semana por las calles de nuestro pueblo.

Vuestro párroco

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