viernes, 4 de noviembre de 2016


Y SI…

A menudo me ha pasado que, hablando con la gente sobre Dios, la Iglesia,… sobre todo cuando ha habido alguna noticia relacionada que es cuando la gente se da cuenta de su existencia, suelen preguntar sobre casos extraños, límites, etc. Me refiero a esas preguntas que empiezan con la coletilla: “Y si…” o “Y en el caso de…” que esconden un intento de auto-justificación por parte de quien las formula, poco interesado en la respuesta más que para reafirmarse en su pensamiento inicial o para “pillar” al interlocutor.
Nada nuevo bajo el sol si observamos el Evangelio de esta semana en el que presentan a Jesús un caso como a los que antes me refería. Un caso extraño, límite, casi imposible o inverosímil: "Había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer?”(Lc 20, 29-33)
Los saduceos que preguntan esto a Jesús niegan la resurrección y su pregunta simplemente perseguía un fin: reafirmarse en su idea mediante un ejemplo casi inverosímil. No querían más que hacer titubear a Jesús, hacerlo dudar.
No sé si la respuesta de Cristo haría cambiar a estos saduceos; sin embargo, a nosotros nos llena de esperanza. Tras haber celebrado estos días la Conmemoración de Fieles Difuntos, momento en que muchos sentimientos y recuerdos nos han venido a la memoria, sale Jesús a nuestro encuentro y nos dice: “No es Dios de muertos, sino de vivos”. Palabras que deberían animar y sosegar nuestra alma y nuestros recuerdos.
Es Dios vivo, que da Vida, que nos llena de vida, que nos llama a la vida y a la Vida. Dios de esperanza. De esto nos habla el Señor este fin de semana: de la esperanza. El cristiano está llamado a vivir mirando la Vida Eterna, sin despreocuparse de la presente, pues también ahí encontramos la presencia de Dios. Esperamos llegar un día a ver el verdadero rostro de Dios cara a cara porque estamos llamados a la Vida junto con Él para toda la Eternidad.
Ahora bien, “y en el caso de…”. Bueno, en ese caso, dejaré a Dios ser Dios.

Vuestro párroco

No hay comentarios:

Publicar un comentario