CINCO LOBITOS TIENE LA LOBA…
¿Quién de nosotros no ha
cantado alguna vez esta canción a un niño moviendo la mano? Al menos yo sí que
lo he hecho en varias ocasiones. Con esta canción jugamos con los dedos de la
mano y hacemos ver a los párvulos que ellos también tienen sus “lobitos” y que
los pueden usar. Y el primero que empiezan a usar enseguida es el índice.
La estampa típica de un
pequeñajo es con la mano levantada y el dedo índice señalando mientras
pronuncia “iaa” (mira) o “io” (mío). Conforme vamos haciéndonos
mayores dejamos de sorprendernos tanto por las cosas aunque la expresión “mira”
mientras señalamos con el dedo (de forma real o imaginada) la seguimos
utilizando. Sin embargo, no lo hacemos indicando algo que nos sorprende.
Desgraciadamente lo hacemos para criticar, señalar una actuación o una persona
que no nos gusta, menospreciar, etc…
Menos mal que Juan el Bautista
sale a nuestro encuentro y nos enseña de nuevo a utilizar bien esta forma de
expresarnos. Juan señala a Cristo como el Cordero de Dios, el que tiene que
salvar al mundo, el que tenía que venir. Nos llama la atención sobre la persona
que debemos seguir y tenemos que fijar nuestra mirada.
Por si acaso no nos había
quedado claro después de los Evangelios de estas últimas semanas, se nos vuelve
a señalar a Cristo como el centro de nuestra fe. Es a Él a quien tenemos que
señalar para llamar la atención de los que nos rodean y que se fijen en el que
puede darnos la verdadera alegría que los cristianos hemos descubierto.
Dejemos, pues, de señalar para
hundir y empecemos a ser faros que señalen la Luz verdadera que es Jesús. Que
nuestras palabras no sean de condena sino de bendición. Que podamos ser cauce
para que las personas puedan descubrir al que ha venido para darnos la Vida.
Alejandro
Navarro Mulet
Párroco
de Nuestra Señora de Fátima.
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