sábado, 15 de abril de 2017

TOCADO Y HUNDIDO
Hemos vivido estos días la mayor batalla entre el bien y el mal que ha existido en la historia. La única batalla en la que ha ganado toda la humanidad y la gran vencida ha sido la muerte. Cristo ha roto la barrera que nos separaba de Dios, la que nuestros pecados habían creado sobre nosotros y nos impedía la relación abierta y libre con Él.

¿Cuál ha sido la barrera que ha destruido en ti? ¿Qué había de muerte en tu corazón que Cristo haya cambiado por vida? ¿En qué se nota que Cristo ha resucitado en tu vida? Porque se nos puede llenar mucho la boca diciendo que es Pascua y que Cristo ha resucitado. Pero, ¿en qué se nota? ¿En que vuelvo a guardar la Vesta hasta el año que viene? ¿En que me voy a la playa unos días?

No se trata de ir gritando por las calles que Cristo ha resucitado. Se trata de que nuestra vida huela a resurrección, que la alegría inunde todas las cosas que hagamos o pensemos, que la esperanza irradie a nuestro alrededor,… Se trata de darle un nuevo color a este mundo en que vivimos que no deja de darle vueltas al viernes santo sin saber que, alzando la vista un poco, puede vislumbrar el primer rayo de sol que nos anuncia que la muerte ha desaparecido.

El mal ha quedado “tocado y hundido”. Esta es la gran noticia, la que gritó la Magdalena a unos Apóstoles incrédulos y asustados, la que hizo salir a Pedro y a Juan de sus miedos para aferrarse a una realidad que no habían logrado entender hasta ese momento, la que comenzó a extenderse tan rápido como la pólvora, la que ha llenado nuestras vidas de esperanza.

Pidamos al Señor que, durante estos 50 días de Pascua que tenemos por delante, nuestra vida brille como brilla ahora la luz del Cirio Pascual.


¡¡¡ Feliz Pascua de Resurrección hermanos!!!

Vuestro párroco 

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