lunes, 19 de marzo de 2018


¡Valencia en fallas!

El pasado lunes cumplí con el ritual familiar con el que, personalmente, doy el pistoletazo de salida para las fiestas de fallas: ir a ver las luces de las fallas de Valencia con mis padres. Día esperado, señalado y preparado que venimos haciendo desde que tengo uso de razón. Valencia estaba a rebosar de gente, los monumentos comenzaban a levantarse y, como se suele decir, ya hacía olor a fallas.

En mi caso, hace semanas que mi casa huele a fallas pues, desde el primer domingo de Cuaresma, todos los fines de semana hace una olor a calabaza que alimenta ya que, debajo de la ventana de mi habitación, se hacen los esperados y afamados “bunyols de Fàtima”. No os podéis imaginar que bien sienta levantarse los domingos con ese olor tan nuestro; y qué mal lo paso cuando voy a visitar a los que, con una inmensa generosidad y amor a su parroquia (lo recaudado nos sirve para poder pagar el préstamo que venimos arrastrando), están elaborándolos pues hasta después de la primera Misa no los puedo probar…y hay veces que hasta la sacristía huele a buñuelos…un suplicio.

Lástima que este domingo sea el último, por eso quiero agradecer a los que han estado viniendo a ayudar a pelar las calabazas, preparar la masa, hacer los buñuelos, venderlos, limpiando,…todos con una sonrisa de oreja a oreja y, a pesar de los agobios por la gran afluencia de gente en determinados momentos, pasándolo muy bien y disfrutando de la compañía. MIL GRACIAS DE CORAZÓN.

Este fin de semana las parroquias (al menos en las que estoy yo), se llenarán de falleros que, haciendo un paréntesis entre pasacalles, comidas, verbenas, se acercarán al altar para honrar a San José luciendo sus mejores galas, no sólo por los hermosos vestidos, sino con el corazón agradecido por el patrón de estas impresionantes fiestas en su honor.

A ellos, con mucha humildad y cariño, les dedico las últimas líneas de la carta de esta semana. No olvidéis por quien celebramos las fallas. Buscad un hueco y asistid con vuestras comisiones (o de forma particular) a la celebración de la Misa en honor a San José. Si ya estas fiestas son bonitas más lo serán si le dedicamos a Dios, por intercesión de San José, unos pocos minutos para darles gracias por poder celebrarlas con tanta alegría. No olvidéis que las fallas, sin San José, no existirían…

Vuestro párroco

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